Tierna historia para toda la familia
Hace unos años que el cine animado llegado de Hollywood, está intentando encontrar a un nuevo tipo de heroína. Las princesas, marca registrada de Disney, siguen encantado al público infantil, pero no alcanzan para contarle historias a los chicos del siglo XXI. A las protagonistas creadas para estos cuentos animados les cuesta estar a la altura de la tecnología con las que se realizan. Resulta paradójico que una historia sobre cavernícolas haya conseguido el personaje femenino más moderno de los últimos tiempos. Se trata de Eep, la hija adolescente de una familia que vive -más bien sobrevive- gracias al desarrollado instinto de protección de papá Grug. Decidido a mantener a toda su prole segura saliendo poco y nada de la cueva que es su hogar, el patriarca no entiende la manía de su hija por querer ir más allá, por querer cazar como los hombres y por sentir curiosidad por el mundo hostil que los rodea. En ese tira y afloje entre padre e hija, entre la necesidad de una de abandonar certezas para aventurarse más allá de los confines de la existencia conocida y el empecinamiento del otro por detener la evolución a puño limpio, está apoyado el relato de este film de notable belleza visual y certero mensaje familiar. Planteado el conflicto desde un inicio, todo tomará urgencia cuando la tierra bajo los pies de los Croods empiece a temblar y aparezca Guy, otro humano bastante más evolucionado que ellos. Allí comenzarán los peligros y la aventura que los llevará por zonas desconocidas y a enfrentarse con criaturas sorprendentes.
En el marco de un mundo que por momentos se parecía demasiado al planeta Pandora de Avatar y una machacona insistencia en repetir las premisas en conflicto del guión, la indicación de Grug de tenerle miedo a todo en función del bien común, frente a la valentía en solitario de Guy, por momentos Los Croods puede resultar algo repetitivo y no demasiado original. Especialmente en el uso de la simpática mascota de Guy, Brazo el perezoso, como elemento cómico junto a la pequeña hermanita de Eep y su abuela, una anciana siempre lista para comer lo que se le ponga enfrente. Sin embargo, la interesante relación entre padre e hija y el creciente lazo entre Grug y Guy consiguen generar el suficiente interés y la emoción para hacer de Los Croods un film tan tierno como familiar.