Vivir más allá de la cueva
El último film animado de Dreamworks muestra a una familia prehistórica que sale de su caverna decidida a explorar el mundo. Con mucha acción, sale perdiendo en los diálogos.
La lucha por el cine de animación hace años que es sin cuartel. La taquilla de estas películas es enorme y el negocio tan grande que es difícil pelear por estar en la cima. En la Argentina, por ejemplo, la recaudación principal de cada año suele girar alrededor de estos films más que de cualquier otro género.
Dreamworks es uno de los estudios que salió a ganar esta batalla. Dos sagas como las de Madagascar y Shrek fueron sus caballitos de batalla durante años. No sé si Los Croods se convertirá en saga, pero sí busca convertirse en un éxito de taquilla importante. Por si acaso elige también algo de similitud con La era del hielo, una de las sagas más famosas de los últimos años.
La historia es la de una familia prehistórica, con un padre (con la voz de Nicolas Cage) que como única solución a todos los problemas tiene como respuesta la cueva. Pero Eep (Emma Stone), su hija, no tiene la misma idea. Ella quiere explorar el mundo, ir más allá, aun cuando ese mundo esté lleno de peligros. El film se basa en la tensión entre esas dos visiones y obviamente el conflicto que los obligará a moverse.
El mayor elogio que se le puede hacer a Los Croods es su ritmo. La película no decae un minuto, arranca con toda la acción y no hay una sola escena donde esa acción se interrumpa. A su vez, el aspecto visual está muy cuidado y delata una gran evolución en la animación digital.
La heroína femenina también es un gran personaje, una forma más interesante e inteligente de protagonista, una especie de antiprincesa de Disney. Pero sí sólo se tratara de estas virtudes, Los Croods no tendría nada objetable. Lo complicado es lo demás. Lo que no funciona es ese humor poco convincente y forzado típico del cine de animación sin vuelo. Tampoco funciona el guión en los diálogos y la rutina se apodera de todo. Y ese es el gran dilema de los cines de animación actuales. Tan sólo los de Pixar cumplen taquilla y resultados artísticos de calidad.
Al ver Los Croods todo resulta frío, calculado, prefabricado. Se deja ver y es un entretenimiento real, pero no hay suficiente material aquí que le permita aspirar a ser un clásico. Se pasa volando, eso sí, y no hay nada molesto u ofensivo. Inocua y divertida, pero con poco riesgo. Más cerca del padre cavernícola que de su osada y luminosa hija.