Al director Juan Baldana parece fascinarle la relación del hombre con la naturaleza. Tanto en sus dos notables documentales (Arrieros y Soy Huao) como en su primer trabajo de ficción (la historia de pueblo chico-infierno grande Los Angeles) había una presencia importante de lo más virgen y salvaje de la Tierra. En Los del suelo, reconstrucción de un episodio de la vida de los activistas Irmina Kleiner y Remo Vénica, esa obsesón vuelve a estar muy presente.
Kleiner (María Canale) y Vénica (Lautaro Delgado) militan en el Movimiento Rural de Acción Católica, una organización muy activa y extendida que impulsa la lucha agraria y, como tal, resulta una de las víctimas de la persecución cuando asume la dictadura militar. El film describe la odisea del matrimonio, que sobrevivió durante cuatro año en medio de la selva (el monte chaqueño) entre decisiones extremas, como la de dejar a uno de sus hijos en manos de campesinos para poder resistir en condiciones infrahumanas.
Lo mejor del film tiene que ver, precisamente, con la subsistencia, con la lucha en la intemperie y en el desamparo. La narración se resiente, en cambio, cuando entran en escena tanto los represores que los persiguen (unos estereotipados Juan Palomino y Luis Ziembrowski) como los lugareños que los ayudan (Jorge Román, Mónica Lairana y Germán De Silva). Inspirado en el libro Monte Madre: Heroica historia de compromiso y dignidad, de Juan Micelli, el largometraje -que tiene no pocos puntos de contacto con Infancia clandestina, incluidos algunos coproductores- cede a la tentación de establecer una conexión con la actualidad (hay un epílogo en el que aparece un personaje interpretado por Julieta Cardinali y hasta el propio Remo) y en el más obvio de los tributos, dilapidando así parte del impacto humano que la historia de ficción había logrado.