Padre de familia
Esta película es buena o muy buena dentro de su categoría. El asunto es cuál es esa categoría. De una manera reduccionista podría vérsela como cine norteamericano independiente e intelectual, pero desde la vereda opuesta también merecería ser descripta como una buena película de escritorio con algo de pollo engordado.
A continuación, algunas explicaciones de esta segunda caracterización que puede resultar polémica innecesariamente. La historia cuenta cómo un hombre debe lidiar con varias situaciones difíciles: el trágico accidente de su esposa, dos hijas descarriadas, una infidelidad, y la venta de unas tierras heredadas que forman parte de la historia y la tradición de Hawai, con una cohorte de primos pugnando por sus intereses en mitad del asunto.
El caso es que este material que a un Proust, un Dostoievski o a un Thomas Mann los hubiera llevado a escribir miles y miles de páginas, termina mordiéndose la cola en una hora y 45 minutos de película.
¿Cómo es posible que el amigo de la hija adolescente que pasa unos días con la golpeada familia pueda entender las dudas paternales de Matt King (George Clooney) durante una charla madura, casualmente porque a él también se le murió el padre hace menos de un mes? Posible es, pero no resulta verosímil en el contexto del filme.
¿Y cómo es posible que Matt King visite al hombre que lo engañaba con su mujer para pedirle que la visite al hospital? ¿Y que la esposa de ese hombre, enterada hace horas de que ella es la otra víctima del adulterio, lleve flores personalmente a la habitación de la accidentada? Resulta poco creíble, y estos detalles son muy importantes.
Al final, da la impresión de que esa historia en circuito cerrado hubiera sido engordada con esas situaciones, para hacer más dramática la película o para extenderla, y el todo asume un regusto a artificial, a relato trabajado y trabajado en un escritorio, sin aire puro circulando, que le quita valor.
Pero pareciera por lo aquí dicho que Los descendientes no es una buena película, y no se trata de eso. Está bien llevada, bien actuada, y tiene una fotografía y una música sencillamente sensacionales.
Sin embargo, no sobresale demasiado como para tener tantas nominaciones al Oscar (cinco) en gateras. Ya se sabe que no todo lo que brilla es exactamente oro.