Africa para principiantes
Pablo César ya había demostrado que la cosmología es uno de sus temas predilectos. Ahora, el director de Equinoccio, el jardín de las rosas (1991), Fuego gris (1993), Unicornio, el jardín de las frutas (1996) y Afrodita, el jardín de los perfumes (1998) vuelve a África para narrar una historia sobre el origen del hombre que intenta ser profunda, pero que queda boyando entre el surrealismo y lo metafísico.
Coproducción con Angola y Etiopía, Los dioses de agua tiene como protagonista a Hermes (Juan Palomino), un antropólogo fanático de las culturas antiguas en general y casi obsesionado con el pueblo dogón, que sostiene que el nacimiento del hombre es consecuencia de un experimento extraterrestre. Tal es su grado de obsesión que su debut como director de teatro -además de hombre de las ciencias sociales, Hermes es, vaya uno a saber por qué, dramaturgo- versa sobre esa mitología.
Los mandatos de la coproducción empujarán a escena a un estudiante angoleño que llega a Buenos Aires para completar sus estudios académicos. También se sumará un colega de Hermes enfermo (Boy Olmi) que lo tienta para que complete una serie de estudios de su autoría, dando pie al (para el protagonista) ansiado viaje al continente negro, donde tendrá su epifanía cargada de alegorías y música local. Para los espectadores, en cambio, quedará la sensación de haber completado la introducción para principiantes a la cultura africana.