Con duelo actoral y calidad artística camino a los Oscar
El año pasado, con motivo del estreno de “Roma” (Alfonso Cuarón, 2018), hicimos una larga introducción para el lector sobre el cambio de paradigma en la distribución cinematográfica a partir de que Netflix es la empresa que hoy está dictando las reglas del juego. El propio y el ajeno. La escalada a partir de la multi-premiación que a película mexicana logró en la última entrega del Oscar no hizo más que incentivar a la plataforma internacional a redoblar la apuesta respecto de sus decisiones sobre la exhibición en salas de las películas que produce. Esta temporada había dos de sus productos esperados con ansia y durante todo el año hubo preguntas desde todos los flancos para saber si se iban a poder ver en el cine: “El irlandés”, de Martin Scorsese, y “Los dos Papas”, de Fernando Meirelles. En el caso de la argentina ambas producciones con diferencia de quince días se estrenaron en poco más de 60 salas en todo el país. Una sola en la ciudad de Buenos Aires y una en la zona del Gran Buenos Aires. Apenas días después, ambas están disponibles en la plataforma de Netfkix.
Comparado con lo que solemos ver son estrenos a medias, pero hay que acostumbrarse a esta como la cercana forma en que los espectadores verán cine de ahora en adelante.
Yendo al estreno de marras es menester destacar las buenas virtudes de una película contemporánea que no ahorra temáticas dentro de un universo eclesiástico, que cada vez que sufre un cimbronazo la fe del mundo se pone a prueba. Estamos en el año 2012, Ratzinger (Anthony Hopkins) anda tambaleando como sumo pontífice merced a una forma ultra conservadora de llevar adelante la iglesia y varios escándalos internacionales. Lo acompaña el cardenal Bergoglio (Jonathan Pryce), o mejor dicho lo antagoniza ya que desde el punto de vista ideológico están en las antípodas. Esta construcción (formal en el texto cinematográfico) se ve ratificada cuando se profundiza en los demonios internos que precede a cada uno, en especial a un Bergoglio que todavía se devana en sus acciones contradictorias durante la última dictadura militar en la Argentina. Los flashbacks ayudan a llevar al espectador a ese tiempo para que éste pueda sacar sus conclusiones respecto de una coyuntura difícil. Una buena recreación de época que tiene a Juan Minujín (inexplicable elección del physique du role) como el joven Bergoglio, y a varios conocidos del teatro independiente con pequeños aportes.
El guión de Anthony McCarten, autor de “Las horas más oscuras” (2018) y “La teoría del todo”(2014), habla de la aferre y la defensa de las ideas cuando estas chocan, pero también del punto de encuentro que tienen los extremos si se decide horadar la postura con la dialéctica. El aporte del director resulta igual de profundo a la hora de dirigir a estos dos monstruos de la actuación ya que de las situaciones planteadas, contrastadas con el registro que ambos manejan, aparece un humor bastante emparentado con el cinismo de las ideas cuando estas son interpeladas por la realidad coyuntural. Esta batalla dialéctica es tan rica como cinematográficamente teatral, si se permite la ambigüedad.
“Los dos Papas” se nutre de todos estos elementos y si bien se puede hablar de alguna redundancia cuando ya está todo muy claro, la película tiene todavía un lugar para sorprender desde el juego lúdico que se propone, pese a ya estar escrita la historia fuera de la ficción.
Altos puntos en la banda de sonido de Bryce Dessner y el montaje Fernando Stutz, además del ya mencionado duelo actoral ya merecedor de sendas nominaciones a los Globos de Oro 2020, y claramente serios candidatos al Oscar. “Los dos Papas” aportan el diálogo como herramienta de entendimiento, pero también como elemento de persuasión y de presión cuando se cae en la cuenta de la responsabilidad mundial de esos cargos que dan miedo de sólo pensarlo. Sin dudas estamos frente a uno de los estrenos del año.