Basada en la obra teatral de Anthony McCarten escrita en 2017, “Los dos Papas” se centra en la figura de Benedicto XVI y de Jorge Bergoglio, quien posteriormente se convertiría en el Papa Francisco. Principalmente podremos ser partícipes de los intercambios entre ambos personajes con dos visiones del mundo totalmente opuestas.
Si bien a priori podría resultar aburrida, demasiado estática o teatral, porque nos encontramos frente a conversaciones entre dos personas, la película de Fernando Meirelles (“Ciudad de Dios”) logra cautivar desde todos sus aspectos, volviéndose una historia digna de ver y de disfrutar, ya sea en la pantalla grande en las pocas salas que la proyectan a partir del 5 de diciembre o cuando llegue a la plataforma de Netflix el 20 del mismo mes.
Uno de los grandes aciertos del film es el elenco que presenta. Jonathan Pryce no solo tiene un gran parecido físico al Papa Francisco, sino que logra encarnarlo de la mejor manera. El actor galés presenta la esencia de aquel hombre humilde, que rechaza los lujos y que pretende construir un lugar más igualitario y menos conservador. Si bien intentó darle un acento argentino al personaje, aprendiendose el guion correspondiente, finalmente se decidió doblarlo para preservar nuestra tonada característica. Aunque pueden notarse un poco los hilos en la realización, Pryce hace un buen trabajo de movimiento de labios para que todo parezca más realista. La versión de Francisco joven, cuando todavía era Jorge Bergoglio, fue interpretada por Juan Minujín, quien le dio el toque más emotivo y crudo, mostrando los momentos internos más complejos del personaje como también los más difíciles para el país en los que estuvo, en cierta manera, involucrado. En el lado opuesto se encuentra Anthony Hopkins como Benedicto XVI, un hombre tradicionalista, que busca preservar a la Iglesia como institución, aunque eso signifique tapar ciertos hechos aberrantes que de ver la luz alejaría a los fieles. No hace falta recalcar el buen trabajo de composición que hace este gran actor y junto a Pryce conforman una dupla magistral. En ambos personajes podemos ver su evolución y con ello los mensajes que quiere transmitir el director: habla de redención, de perdón, de culpas, de misericordia, de transformaciones.
Por otro lado, debemos resaltar el guion del film, que como mencionábamos anteriormente es una adaptación de una obra teatral del mismo guionista, que mezcla realidad con ficción para seguir indagando en la vida de personas públicas, como lo hizo en “La teoría del todo” (2014), “Las horas más oscuras” (2017) o “Bohemian Rhapsody” (2018), convirtiéndose ya en un especialista dentro de las biopics. El tono que mantiene la película es muy ameno, a pesar del drama y los dilemas a los cuales se enfrentan ambos protagonistas, también tenemos momentos de humor necesarios para sobrellevar esta carga. Mucho tiene que ver con lo opuestas que son sus personalidades y cómo repercuten en el otro. Y si bien se presenta un contexto religioso enmarcado dentro de la Iglesia católica, se logran tocar temas controversiales a partir de una mirada crítica a, por ejemplo, los abusos de menores dentro de la institución.
Con respecto a los aspectos técnicos, podemos destacar el vestuario y la ambientación de la cinta, que a pesar de no tener el permiso del Vaticano para filmar, lograron retratar la atmósfera de dicho lugar de una manera imponente no solo para aquellos religiosos sino para todo el mundo. Lo mismo sucede con la recreación de época cuando se trata la temática de la dictadura militar argentina en los ‘70. En cuanto a la música, se hace presente en pocos momentos pero claves para generar algún clima o emoción, con algunos temas conocidos reversionados.
En síntesis, “Los dos Papas” va a cautivar a todo el público, sin importar sus creencias. Porque a fin de cuentas no se trata de un film sobre religión, sino sobre la visión de dos importantes líderes que tuvieron y tienen en sus manos el poder de realizar cambios profundos y que a lo largo de su vida fueron transitando transformaciones internas. Esta película los humaniza porque los hace salir de su rol y nos permite conocerlos más internamente (con su cuota de realidad y también de ficción). Un film que sobresale por las actuaciones de su elenco, por el tratamiento de temas controversiales y la vuelta de tuerca que lograron darle tanto su director como su guionista para que las conversaciones entre dos personajes puedan tener movimiento.