La casona de Tucumán
Para asistir al casamiento de su padre, Pía (Rosario Bléfari) viaja a Tucumán y se aloja en la casa de su hermana, situada en un bosque rodeado por cañaverales y atendida por los peones de la familia. Ante diversos errores en la administración de Gabriel, el marido de su hermana, Pía considera trasladar sus pertenencias desde Buenos Aires y establecerse con su pareja en la casona de Tucumán, pero entonces aparecen otros pretendientes: Sergio, Rubén y Alicia, los cuidadores que mientras nadie vive en la casa la habitan como si fueran sus legítimos dueños. Nueva vuelta de tuerca sobre la dialéctica del amo y el esclavo, esta ópera prima de los tucumanos Ezequiel Radusky y Agustín Toscano no sólo logra una narración natural, desprovista de clichés, para un hecho insólito, singular, sino que avanza a través de un humor costumbrista, bordeando el sainete, con una andrógina pero muy sexy Bléfari (ex cantante del grupo Suárez) que muta al ritmo del film y hasta improvisa un set de música electrónica. En el último Festival de Cannes, la película recibió una merecida mención especial.