Oveja dócil, oveja descarriada
Dos hermanos enfrentados por los celos y la envidia que provoca el amor de una mujer que conocen en su primer día de aventuras en Buenos Aires, tras la partida del pueblo que los vio nacer para triunfar en el canto lírico, forma parte del eje narrativo de Los elegidos.
Sin embargo, apelar a la dialéctica de contrastes y un subrayado permanente de las diferencias entre el bueno de Martín y el enfermo de Román no es el mejor camino para encontrar matices a una trama elemental y poco despojada de la constante idea del mensaje y la moraleja o moralina, que deja muy poco para la reflexión a un público cautivo.
Si bien las actuaciones no presentan mayores inconvenientes y la dirección es correcta en términos formales, el problema más importante lo constituye el guión y un desplazamiento hacia el melodrama fraternal que resulta bastante pesado y solemne.
El desenlace abrupto y exagerado para remarcar la funcionalidad del mecanismo dialéctico de los contrastes conspira de manera negativa con una idea que en el comienzo parecía interesante al poner en primer plano la lírica y la rivalidad entre los hermanos por destacarse en el canto, hasta que aparece la tentación de una mujer de los bajos fondos interpretada por Florencia Otero y todo se derrumba.