Un film muy curioso que tiene como tema central la ruptura de una amistad entre dos hombres, que compartieron casi toda una vida. La decisión de dejar esa relación por uno de ellos sume en la desesperación al otro, que no entiende que sucede. Los dos son habitantes de una isla imaginaria a comienzos de siglo XX, en una comunidad donde todo se sabe de inmediato. Un mundo que escucha un enfrentamiento bélico a lo lejos, por eso también la película puede leerse como una metáfora de las guerras civiles de la historia de Irlanda. Pero esa determinación del hombre mayor, a dejar de estar con su amigo porque es aburrido y porque desea dejar un legado musical y se sumerge en ese tema, hace que el otro experimente como nunca la desolación, el desconcierto, la obligación de interrogarse a si mismo con sus limitaciones. Una situación que desencadena violencia, apuestas cada vez más sangrientas, que emerjan secretos ocultos de un policía abusador, que las “almas en pena” de la isla (su título original) no se apiaden de esos humanos que transitan el borde de la locura, la tozudez y hasta el humor más negro. Pero que son profundamente conmovedores. Las actuaciones de Colin Farrell y Brendan Gleeson como del resto del elenco son muy buenas. El autor y director Martin Mc Donagh, el mismo de “Tres anuncios para un crimen” y “Escondidos en Brujas”, nos brinda un film singular, dotado de una fuerza emocional sorprendente, en un marco natural bellísimo, con una subyugante fotografía y muy buen dirección de arte. Esta película tiene nueve merecidas nominaciones al Oscar.