Como sucede con cualquier relación afectiva, esta amistad está condicionada por una geografía y una época. El año 1923 no es cualquier año en el calendario histórico de Irlanda. Los ecos de la guerra civil llegan esporádicamente a la isla (imaginaria) en la que viven Pádraic (Colin Farrell) y Colm (Brendan Gleeson), el pastor y el violinista, los amigos en conflicto. McDonagh presupone un ethos rudimentario en el pequeño pueblo al lado del mar. La prepotencia del ecosistema edifica el alma de los habitantes; la monotonía define los días, el rumor malicioso entretiene, el único consuelo consiste en beber y cantar por las tardes y las noches en el pub.