El estreno de terror hablado en inglés vale como ejemplo contrario a la apuesta de Aterrados: es la ausencia de apuesta. Secuela de la buena, aunque tampoco memorable, película con Liv Tyler atacada por enmascarados, encuentra a una familia mal llevada obligándose a ir de campamento conjunto. El ataque de gente con la cara cubierta llega pronto, pero lo que pasa a partir de ahí es pura rutina y efectismo, sin sugestión, sin creación de suspenso o clima. Nada que no hayas visto mil veces y con un mejor pulso. Aquí, por mucho susto para saltar de la silla, la falta de ritmo que aburre hasta a la deslucida Christina Hendricks, la colorada de Mad Men.