Amar al cine desde pequeño.
Si hay un realizador autorreferencial acerca de sus propias vivencias aplicadas a lo largo de su extensa obra, ése es Steven Spielberg. Nacido el 18 de diciembre de 1946 en el estado de Ohio, Estados Unidos, desde muy pequeño sintió un interés desmedido por el séptimo arte y este arte/medio fue su ancla para entender y comprender el mundo, amén su forma de relacionarse con la sociedad. Varios hechos que le tocó atravesar desde temprana edad definitivamente lo marcaron y dejaron una senda visible en su camino como director de cine: la abrupta separación de sus padres; la posterior conflictiva relación con su padre, un hombre severo y distante; su sentida lucha contra el antisemitismo; su inmediata conexión con los cómics y revistas de divulgación científica que se publicaban en la década de los 50’ y que de alguna forma le inculcaron una fuerte creencia acerca de la vida extraterrestre. También amaba las películas de corte fantástico y de aventuras de la misma época del siglo pasado, que fueron clave en su formación cinéfila. Revisando algunos de sus películas más exitosas e icónicas: Tiburón (1975), Encuentros cercanos del tercer tipo (1977), Indiana Jones y los cazadores del arca perdida (1981), E.T., el extraterrestre (1982), Jurassic Park (1993), La lista de Schindler (1993), entre muchas otras; en cada una de ellas se puede apreciar una referencia a su historia personal.
Los Fabelman (2022), recientemente nominada al premio Oscar 2023 como Mejor Película y Mejor director, quizá sea su película más autobiográfica en su carrera cinematográfica, que ya lleva más de 50 años de recorrido, ni más ni menos. Su trama nos cuenta acerca de la niñez de Sammy (Mateo Zoryan), lógico alter ego del propio Spielberg. Desde la primera escena podemos apreciar toda la magia del cine: Sammy ve en una sala oscura y acompañado por sus padres la película El espectáculo más grande del mundo (1952, Cecil B. DeMille), un real y exitoso largometraje que es un gran homenaje al mundo circense. Es allí mismo cuando Sammy se enamora del cine, comenzando a filmar situaciones cotidianas familiares con una cámara Súper 8 de su papá. Luego seguirán sus propias películas o réplicas de otras, como la secuencia de un tren que descarrila en la película de DeMille ya nombrada. Su padre Burt (Paul Dano) es un tenaz ingeniero que lo capacitará en aspectos más técnicos referidos al cine, desde el uso de la cámara, hasta como darle movimiento a sus imágenes. Su madre Mitzi (Michelle Williams) en cambio es una persona soñadora y ve al cine como un arte fascinante. Al ser concertista de piano, posee una sensibilidad que tratará de transmitir a su pequeño y curioso hijo. Entre esta mezcla de enseñanza parental, Sammy crecerá feliz. Nacido y criado en New Jersey, luego en su adolescencia (ahora interpretado por Gabriel LaBelle) mudará con su familia en Arizona debido a una nueva oportunidad laboral para su padre. Es allí donde Burt y Mitzy comenzarán a distanciarse, principalmente con la aparición en escena del Tío Benny (Seth Rogen), un amigo de la familia. California será el próximo destino familiar. Allí Sammy vivirá tristes experiencias referidas al antisemitismo. El cine será el lugar donde nuestro joven protagonista va a refugiarse de todo el dolor y la injusticia de este mundo.
La película se divide marcadamente en tres partes y momentos en la vida del protagonista Sammy/ Spielberg: la primera mostrará el descubrimiento del cine por parte de Sammy de pequeño, la segunda su adolescencia en Arizona, dónde le tocará vivir situaciones más complejas y que le ayudarán a entender el mundo adulto y finalmente su experiencia como estudiante en la universidad de cine. Los Fabelman es la declaración de principios de Steven Spielberg hacia su amor al cine. De lo que significó comenzar a filmar, de cómo cambio su vida y destino. El cine fue (y sigue siendo) su apoyo incondicional cuando la realidad se puso/pone difícil. También el séptimo arte es el que le permitió volver a soñar y ser nuevamente un niño gracias a la fantasía y la industria. Los Fabelman es lenguaje cinematográfico en estado puro.
Dotado de una gran inteligencia desde muy joven, desde esa primera función de cine Sammy/Spielberg supo que ese sería su oficio y medio de vida. El poder transmitir detrás de una cámara, todas las sensaciones (algunas alegres, otras no tanto) que todos los humanos podemos transitar, desear o sufrir. Spielberg, a sus 76 años, no perdió ni un mínimo de su encanto, acompañado por el compositor John Williams y su director de fotografía Janusz Kaminski. Al contrario, sigue demostrando que es el mejor director de cine que pudo ser, ese que Sammy no llegó ni siquiera a imaginar jamás.