Este melodrama chileno se estrena para celebrar el Día Internacional del Orgullo LGBT. El protagonista es Lucas, un arquitecto que, antes de irse a vivir a Montreal, pasa unos días en la casa de su hermana en el sur de Chile como último contacto familiar antes de su viaje, ya que luego de una visita a la dentista el guión deja claro que el protagonista no quiere saber nada con sus padres por la intolerancia de ellos ante su elección de género. Pero una tarde, luego de asistir y tomar apuntes de un fuerte de la era de la guerra por la independencia, con una recreación de un combate en el que las tropas de Lord Cochrane vencieron a los realistas, Lucas se encuentra con Antonio, y nace un gran amor casi de inmediato. Él es un marinero y pescador que viene de una relación ya terminada a bordo del barco, y la película cuenta cómo este amor se consuma a pesar de estar destinado al fracaso. “Los fuertes” se queda en la superficie de las cosas, con actuaciones estereotipadas y no muy vividas, debilidades que trata de equilibrar con atractivas imágenes de los paisajes del sur de Chile. En el medio también hay una subtrama sobre la relación de la hermana del protagonista, pero aquí tampoco hay demasiada garra por parte del realizador.