En el marco de lo que fue el día del orgullo Gay (28 de junio), se estrenó a través de la plataforma PUENTES DE CINE (http://www.puentesdecine.com/), la ópera prima del cineasta chileno Omar Zúñiga Hidalgo: “Los fuertes”, que narra una historia de amor homosexual.
“Los fuertes” funciona como expansión/adaptación del mediometraje de Hidalgo, “San Cristóbal” (2015). Y al parecer, el argumento no varía demasiado. Presenciamos la historia de Lucas, un joven arquitecto que ha ganado una beca para ir a Montreal, Canadá. Pero antes de marcharse, decide visitar a su hermana, que vive en el sur de Chile. En su estadía, conoce a Antonio, contramaestre de un barco de pesca local. Rápidamente florece la tensión sexual y el amor entre ellos dos.
Hidalgo no se demora demasiado en que el amor aparezca, y allí puede que este el principal problema. “Los fuertes” podría haber funcionado mejor (y digo podría, porque nunca hay certezas, solo suposiciones) si en todo caso, la cinta le dedicara unos cuantos minutos más a construir por un lado a Lucas, y por otro a Antonio, solos, en sus rutinas, en sus búsquedas. ¿Qué quieren estos personajes? ¿Cómo están? ¿Hacia dónde van? ¿Cuál es el arco que se construye? ¿Cómo empiezan y como terminan? Preguntas básicas que enriquecerían mucho más el relato.
La temática gay en los últimos años se ha ido narrando de todas las formas posibles, y “Los fuertes” es una película bella, pero sencilla, no corre demasiados riesgos. A favor, Hidalgo nunca cae en la denuncia y el golpe bajo.
Que la historia se desarrolle en un pueblo del Sur, alejado, en una zona pesquera, donde se conserva cierto prototipo de “masculinidad” es muy interesante, y le da una capa de complejidad para que esta historia de amor avance.
“Los fuertes” es una más que bienvenida y bella historia de amor. Despreocupada en mostrar los cuerpos de sus protagonistas. Es cine libre, poético y valioso.