Una aventura vacacional, el amor y sus conflictos…
«Los fuertes», un romance protagonizado por Samuel González y Antonio Altamirano, celebra la libertad del amor. Una cinta del director y guionista ganador de un Teddy Award Omar Zúñiga, que además cuenta con la producción ejecutiva de la cineasta Dominga Sotomayor.
Lucas (Samuel González) viaja a visitar a su hermana Catalina (Marcela Salinas) a un pueblo remoto al sur de Chile. Frente al océano y la niebla, conoce a Antonio (Antonio Altamirano), contramaestre de un barco de pesca local. Cuando un intenso romance surge entre ambos, su fuerza, su independencia y su adultez se vuelven inamovibles ante la marea.
La película se centra en un amorío que surge en la región de Valdivia cerca del mar, donde un joven arquitecto tranquilo y callado decide alejarse de sus padres tras el rechazo de los mismos por su condición sexual y buscar refugio en su hermana, que a su vez también debe lidiar con sus propios problemas, y un contramaestre marino de personalidad fuerte quien no oculta, pero en lo posible trata de omitir, su predilección por los hombres. Entre ambos de inmediato nace una atracción tan grande como la búsqueda de sí mismo en este mundo. Un romance pasional que solo resulta un amorío de vacaciones.
Estas temáticas sobre la orientación sexual y la carga dramática que conlleva abordar estos relatos son un desafío para lograr dejar un mensaje sobre la aceptación de uno mismo y de terceros. En este intento de querer recrear un romance tan icónico como lo fue «Secreto en la montaña» (Ang Lee, 2005), «Los fuertes» se queda mucho más que a medio camino, donde la trama nunca termina de encontrar su identidad ni sello. Nos ofrece un romance que no se desenvuelve más allá de encuentros sexuales. Un drama romántico que podría haber sido ameno termina convirtiéndose en tedioso e indescifrable, con un guion con fisuras constantes que se enreda dejando un hilo narrativo con sabor a nada, y un ritmo que jamás encuentra su tiempo llevando al film a navegar en intentos continuos de un salvataje imposible. Hay que destacar las actuaciones correctas de Samuel González y Antonio Altamirano, donde la química entre ambos fluye de forma natural.
Cuesta encontrar aquel mensaje que pretende dar en su totalidad, su fallida intencionalidad de crear un calado clima que sacuda al espectador, hace se vuelva superficial.
En síntesis, «Los fuertes» es una historia con un propósito que no llega a su objetivo de ser un relato íntimo, romántico y conmovedor. Pero que sí puede verse claramente la conexión propia de dos personas que se gustan. Una historia sencilla que podría haberse explotado mejor y no se logró. Aunque sí podría decirse que al menos sirve en cuanto a la visibilidad sobre la condición homosexual.
Nota importante: A partir de hoy se podrá ver la película en Puentes de Cine.