Los ganadores es la continuación de ese homenaje al cine no profesional, que fue Amateur, documental que narra una sensible y creativa historia del Super 8, desde las videografías de tradición familiar. Y cuyo objetivo era también contarnos la historia de Jorge Mario, un odontólogo entrerriano, y polifacético artista, que hace 40 años había realizado un western, y estaba dispuesto a realizar su remake.
Esta vez Frenkel quiere contarnos la historia de un premio. Y para hacerlo parte de la curiosidad que le genera comprobar que existen decenas de premios, y por lo tanto centenares de premiados, casi todos del interior de la provincia de Buenos Aires y del interior del país.
Los Ganadores es en algún sentido un film discretamente desopilante, que genera risa, porque existen ciertos supuestos que giran alrededor de cómo nos vestimos, qué comemos, cómo nos comunicamos, cómo y por qué recibimos un premio, cómo es que llegamos a obtenerlo, de qué manera juega nuestro ego, que tan visible es, cómo le comunicamos al otro esa alegría, cómo la compartimos, y … así siguiendo.
Esta es la razón que generó en mí la asociación con el film francés El gusto de los otros de Agnes Jaoui y Jean Pierre Bacri, (2000) donde también hay más de una decena de historias que contribuyen a que veamos cómo se cristalizan las pautas culturales de una sociedad, -donde saber, deseo y poder se asocian- y hacen espejo con todos los prejuicios y presupuestos, que nos preceden. Y esos resultan luego los códigos que nos manejan, aunque no todos sean aquellos con los cuales nos manejamos.
Y todo esto que parece algo así como un juego de palabras es lo que hizo que muchos espectadores se preguntasen: si su director tenía una opinión formada al respecto. Cuando fue en todo caso algo que lo había impactado emocionalmente, al asistir a la entrega de un premio que iba a recibir Jorge Mario, y donde vio que allí había una película.
Sí estos realizadores (Los Ganadores) eran conscientes de que los otros los percibían con algo más que irónico? Cuando hubo un acuerdo previo, donde a ellos seguramente no les importe esto. Porque por una parte, esta no fue la mirada de su director. Aunque sí piense que la mirada irónica puede resultar resbalosa, y la mirada resbalosa puede ser irónica. Y que justamente sea ese juego el que le interesa, el de la incomodidad. Y porque no encuentra demasiada diferencia con otras galas…. y porque ellos en todo caso se sienten felices con este logro, y así lo comparten.
Porque todos somos ganadores en algún sentido. Y de esto puede hacerse un estudio antropológico, que se leerá en dependencia del lugar en el cual nos paramos como espectadores.
Y también esta el fraude y la estafa que los premios fuesen comprados, que es lo primero con que su director se encontró. Aunque después se fue conectando desde otro lugar con sus personajes – reales-.
Seguramente este documental moverá a la reflexión: las historias que se cuentan son historias que no especulan con las emociones, ni tampoco son grandilocuentes, son simplemente historias de personas que hacen cosas a veces muy particulares, por momentos increíbles, y allí reside gran parte de lo desopilante. Pero lo más importante es que son historias de personas. Y dentro de lo humano hay también mucho de ternura, de gente que se conecta, que la pasa bien, y que encima se emociona. Y que puede ser más importante, que exista algo que logre emocionarnos. Y porque eso es también el cine, sino no lo es.
Y porque…sabemos, el mundo no es ni más feo, ni más bello, sino sencillamente lo que es, y hay que apreciarlo por lo que es.