Hay un mundo que desconocemos y que Néstor Frenkel descubre para nosotros: el de las entregas ignotas de premios a programas de radio y de cable. Los ganadores empieza con la narración de Frenkel (en la voz de Federico Figueroa) de cuando filmó el documental Amateur (2011), sobre un excéntrico habitante de Concordia, cineasta aficionado, cinéfilo pertinaz y coleccionista apasionado. Una de las cosas que coleccionaba eran premios: a sus películas amateur pero también a su programa de radio. Cuando Frenkel empieza a investigar esos premios, se da cuenta de que hay toda un mundo subterráneo de entregas de premios en sociedades de fomento del interior, y que muchas veces los premiados en una son los organizadores de otra.
La película tiene mucho que ver con el espíritu de Amateur. Es divertida, muestra personajes que nos provocan entre pena y ternura, y podemos contar entre sus referentes a otras películas como Balnearios o Todo sobre el asado (el documental de Mariano Cohn y Gastón Duprat que pasó por el BAFICI y se estrenó la semana pasada). Pero se nota que Frenkel tiene corazón, y aunque empiece su película amagando con burlarse de sus personajes (dejándolos en plano demasiado tiempo, mostrando sus enojos y confusiones), termina fascinándose por ese mundo hasta que al final casi que lo homenajea con la canción de Beto Orlando en los títulos.
Lo mejor de la película está en la segunda mitad, cuando Frenkel abandona el formato entrevista a los protagonistas (en las que es inevitable que pisen el palito y muestren la hilacha) y se larga a registrar la entrega de los premios Estampas de Buenos Aires, organizada por un maestro y una maestra jubilados que a su vez conducen un programa de radio (Al compás del tango) y uno de cable (El tango es el tango).
Ahí Frenkel descubre pequeñas historias, detalles organizativos, discusiones y aunque viéndolo con cierta distancia todo es bastante patético, la narración va ganando empatía. Ese grupo de personas al fin y al cabo hacen lo que les gusta, y si no pueden ganarse un premio en serio se inventan y dan premios entre ellos. La película pasa de la burla al respeto, pero el espíritu final siempre estuvo en el título. Son todos ganadores.