Construcción de un premio
El cine de Néstor Frenkel siempre se encuentra en un punto intermedio entre el homenaje y la parodia, en una línea muy delgada que en algunos casos, como en el de este film, es difícil de dilucidar.
Frenkel remite a uno de sus grandes films, Amateur (2011), en el que su personaje principal, un curioso y prolifero realizador del formato amateur Súper 8, era el centro y cuestionable artista de su relato. Entre otras cosas, la legitimación de este hombre estaba dada por la variedad de premios obtenidos en dudosos eventos. En ellos indaga Los ganadores (2016), buscando cuáles son y quiénes los organizan. Tras un interesante recorrido, elige centrarse en la gestación de los premios “Estampas de Buenos Aires”.
El director toma distancia de sus personajes, los organizadores del evento y dueños de un programa radial de tango. Los observa y deja que frente a la cámara surjan sus contradicciones, su hipocresía, su verdadera cara detrás de la carismática fachada promocional. Para eso asiste al evento y en la observación, indaga en la cocina de los premios, quiénes los reciben y qué se celebra realmente con ellos.
El distanciamiento también genera el humor sobre lo observado, reforzado por el tono justo que pone el director para abordar a sus personajes, entre patéticos y adorables. Claro que es una mirada urbana sobre personas del interior, que celebran otros rituales generadores de extrañeza en el observador. En este film más que en ningún otro, Frenkel los expone como si tratara de descubrir su accionar corrupto. Pero el director de Construcción de una Ciudad (2007) va más allá de los personajes y se centra en el fenómeno, mostrando las conductas sociales que trascienden la propia entrega de premios.
Sobre el final, y como en una suerte de documental de búsqueda, la película llega a los ganadores, la parte fundamental de la premiación. Ellos conocen la farsa detrás del premio obtenido y la aceptan sin broncas ni rencores, de hecho se prestan y forman parte, siendo el mayor descubrimiento del documental que también obtiene su premio. Estos ganadores necesitan de la legitimación sea del orden que sea y del micrófono para expresar aquello que tienen para decir, por más ridículo que parezca.
En esta misma línea, esperamos con ansias un futuro trabajo de Frenkel sobre otro curioso y enigmático fenómeno llamado “El Show de Johnny Allon”.