DEMASIADA DISTANCIA
Hay un plano que resume buena parte de los problemas del nuevo film de Néstor Frenkel. Allí se le pide a un hombre que pose frente a cámara, sonriendo. El plano podría haber durado apenas unos segundos, pero en vez de eso se estira mucho más, evidenciando el grotesco de la situación y ridiculizando al hombre. La única meta para eso parece ser causar la risa en el espectador, a costa del sujeto que se ve en pantalla, quien no tiene chance de defenderse.
Hay muchos ejemplos más de similar tenor en Los ganadores, documental que hace foco en los particulares rituales de las entregas de premios: todo está construido en base a una mirada distanciada y hasta paternalista, donde el montaje -muy hábil, por cierto- está configurado para exhibir el patetismo de los protagonistas. Y es una pena, porque ese distanciamiento, paternalismo y sarcasmo impiden que ese micromundo que encuentra Frenkel termine de expresarse en toda su dimensión y complejidad.
De hecho, hay un interrogante que flota a lo largo de todo el metraje, relacionado con las motivaciones y pulsiones detrás de la necesidad imperiosa de reconocer y ser reconocido. Sin embargo, ese tópico sólo es abordado superficialmente, quedándose en la mera burla. La comicidad y parodia necesarias para darle una mayor entidad a los personajes y las situaciones que protagonizan sólo surgen de a ratos.
Los ganadores es una película diseñada para un público que mira cómodamente y con un dejo de superioridad lo que ve en pantalla, y que termina ofreciendo respuestas demasiado facilistas, en vez de animarse a hacerse preguntas más complejas e inquietantes. Hay un documental (y una comedia) que pudo ser, pero que se quedó en las meras insinuaciones.