Luego de pasar dos años en rehabilitación, César trabaja en una pequeña fábrica de globos en los suburbios de Buenos Aires. Su rutina de trabajo, ejercicio y ocasionales encuentros con una mujer será rápidamente interrumpida por el Rubio, su ex suegro. Éste lo fuerza a hacerse cargo de su pequeño hijo Alfonso, cuya madre murió en un accidente hace algunos años. César pasa a buscar a su hijo y juntos manejan hasta un pueblo alejado de la ciudad. Con ayuda de Laura, bartender en un bar local, César ha planeado dar a Alfonso en adopción.