"The Walking Dead" canadiense
Los hambrientos (Les affamés, 2017), de Robin Aubert, expone un estilo narrativo muy particular que recupera el génesis de la serie The Walking dead y se despega del resto de los films industriales del género zombie.
Podrían escribirse libros repletos de historias de uno de los personajes del terror más predilectos de la modernidad: los zombies. Desde el clásico de La noche de los muertos vivos (Night of the living dead, 1968) de George A. Romero, pasando por la rudimentaria El amanecer de los muertos (Dawn of the dead, 1978) hasta las más industriales televisivas como The Walking dead o la explosión de la última novedad coreana Invasión Zombie (Busanhaeng, 2016). Ahora, la cultura de los muertos vivientes prende otro fusible de su maquinaria con Los hambrientos, última ganadora del festival de Sundance 2017.
Basta con repasar el ambiente del film de Robin Aubert para darse cuenta que la artistica de la película pasa por los tonos más cercanos al prototipo post apocalíptico de la serie liderada por el personaje de Rick Grimes. Podría ser vendida bajo el lema “un nuevo capítulo de the walking dead”, pero el sinsentido a que ha llevado el engranaje histórico de esta serie originada a partir de un comic hace que el film pueda ser visto como una repatriada a los orígenes de la historia nacida de la cabeza de Robert Kirkland.
A su vez, Los hambrientos logra retener en su relato algunas de las mejores herramientas del survival horror: silencios atroces, el pánico escénico de sus personajes y la arraigada (y tenebrosa) sensación de que todo lo que se ve es real, al punto de quebrar la división entre película-espectador. En otras palabras, no existe la pantalla como línea divisoria en este film potenciado por el uso del miedo como elemento sustancial.