Una boda y ¿ningún funeral?
Los cordobeses Santiago Sgarlatta y Carlos Ignacio Trioni Bellone debutan en el largometraje con Los Hipócritas (2019), una comedia negra, ácida pero a la vez fresca, filmada durante el transcurso de una fiesta de casamiento que, a diferencia de la fallida Claudia (2019) de Sebastián de Caro, cumple con lo que promete.
Santiago Zapata interpreta a un camarógrafo de eventos sociales, profesión con la que sobrevive y que lo frustra cada vez más ante la imposibilidad de hacer cine. Mientras trabaja en la boda de los hijos de importantes políticos provinciales un hecho fortuito hará que la cámara quede encendida y grave una situación que de salir a la luz derivaría en un escándalo no solo familiar sino también social. Aprovechando el descuido comenzará a chantajear a los involucrados sin sospechar que las consecuencias podrían poner incluso en riesgo su propia vida.
El binomio de directores apela al punto de vista de Nicolás, el camarógrafo, para narrar una historia con un guion de hierro, donde toda la fuerza está puesta en una trama de confrontaciones sociales, políticas y familiares –si bien la película es técnicamente impecable con pasajes imperceptibles de cámara en mano a largos travellings - que como un tejido perfecto se va hilando mientras que a los personajes se les van cayendo las caretas.
Mezcla de thriller político con comedia negra, en Los Hipócritas todo es sutil, desde los aprietes mafiosos hasta las especulaciones políticas, creando una tensión y un suspense latente gracias al manejo de la información que se le brinda al espectador por sobre los personajes. En Los Hipócritas nada ni nadie es lo que parece ser, no hay blancos ni negros, ni héroes ni antihéroes, todos son como su título lo indica, tan hipócritas que ninguno sale bien parado.