Hombres necios que acusáis…
La transposición de la primera entrega de la saga Millenium (fenómeno editorial a escala mundial) funciona como un noble entretenimiento, sobre todo cuando adscribe al más férreo clasicismo cinematográfico.
Conocida en todo el mundo no como uno sino como tres best-sellers, esta entrega llevaba inscripta en su éxito la inmediata versión en pantalla grande. Tanto en una variante como en la otra, su autor, Stieg Larsson, no disfrutará del suceso, puesto que murió poco antes de la publicación del primer libro. Los hombres que no amaban a las mujeres (Män som hatar kvinnor, 2009) es un clásico thriller que –como a la vieja usanza- mixtura un drama familiar con hechos de connotaciones políticas.
A tono con un relato de la Agatha Cristhie más hermética, la trama del film se centra en la investigación que emprende el periodista Mikael Blomkvis (Michael Nyqvist), convocado por un anciano millonario. Recientemente condenado por calumnias e injurias, el hombre pondrá toda su capacidad deductiva para resolver el posible asesinato de su sobrina, desaparecida cuarenta años atrás. Al poco tiempo, de una forma que no develaremos, una joven y enigmática hacker llamada Lisbeth (sólida labor de Noomi Rapace) se sumará en la búsqueda de la verdad, involucrándose sentimentalmente con Blomkvis.
Si bien la vinculación de ese drama familiar tiene una conexión maniqueísta con el apartado social, la película posee el timming necesario para que a medida que avance la investigación el espectador no pierda su interés. A excepción del mayordomo resentido, aquí hay al menos un vínculo paternal ambiguo, una prueba material que esconde sorpresas, un árbol genealógico lleno de secretos, motivaciones pasionales y también económicas. Y como “plus”, un romance entre el periodista y la outsider Lisbeth, el personaje más interesante y mejor diagramado de la historia. Pese a estar ligado con la sub-trama más efectista del film (una relación entre la joven y su tutor perversa y bastante endeble ideológicamente), los matices que componen la personalidad de la peculiar hacker le dan una entidad clave en el desarrollo del relato, que por lo visto tendrá su continuidad en la segunda parte.
Correcta en sus rubros técnicos, la película hace uso y abuso de una banda sonora altisonante pero efectiva, que en algunos momentos realza a la imagen pero en otros le roba protagonismo. No hay que dejar de reconocerle al realizador Niel Arden Oplev un par de secuencias de persecución en donde la relación entre el campo y el fuera de campo genera suspenso del mejor.
Drama social embestido de thriller, finalmente Los hombres que no amaban a las mujeres es un film de mirada bien contemporánea, crítico con una sociedad del Primer Mundo como lo es Suecia, en donde aquello que parece bienestar y modernidad puede encubrir vestigios de males como el nazismo y el capitalismo en su vertiente más feroz.