Lo primero que debo reconocer es que suelo ser prejuicioso respecto de los best sellers, e incluso admito que este sentimiento se potencia cuando la intención es ver una película basada en un éxito de ventas literario. Sin embargo, Los hombres que no amaban a las mujeres generó en mi la agridulce sensación de haber visto algo bueno que seguramente hubiera disfrutado mucho más en su versión textual.
Se trata de un atrapante policial, en donde no faltan todos los condimentos que uno está acostumbrado a requerirle a este género en largometrajes (creo que esto tiene que ver con que nos hemos malacostumbrado a hollywood), pero además tiene una cuota de sadismo y oscuridad -que yo le adjudicaría a su origen europeo-, lo que la hace todavía más interesante.
Vamos a la historia: ambientada en Suecia, el reconocido periodista de investigación Mikael Blomkvist -Michael Nyqvist- pierde un juicio por calumnias ante un poderoso empresario, lo que lo obliga a abandonar su trabajo en la revista Millenium. Sin embargo, y gracias a su fama de gran rastreador de datos y pistas sueltas, el millonario Henrik Vanger lo contrata para un trabajo personal. Este hombre lo que quiere es averiguar qué ha sucedido con su sobrina, desaparecida hace unos 40 años, pero que sigue enviándole señales de que está viva. Vanger sospecha de alguien de su familia, un numeroso clan que vive desperdigado en diversas mansiones en una isla sueca.
Paralelamente está la historia de Lisbeth Salander -Noomi Rapace-, una hacker adolescente que trabaja en una empresa de espionaje por encargo que uno de sus trabajos ha tenido que espiar a Mikael. Esto en cuanto a su ámbito profesional, porque en el personal Lisbeth tiene una vida muy dura: está tutelada por obligación judicial, tras haber realizado acciones violentas en el pasado. Y su tutor es un sádico que la obliga a realizar sexo con él para conseguir el dinero que le corresponde. Sin embargo, logra deshacerse de él, y finalmente conecta con el caso de Mikael. Así, los dos se embarcan en el misterio de los Vanger, que obviamente será mucho más complejo de lo que uno creería en el principio.
Sinceramente, la película logra mantener la atención del espectador en todo momento. El manejo de la tensión está muy bien llevado, y las casi dos horas y media de duración ni se sienten. Insisto: pocas veces me había pasado eso de lamentar no haber leído la novela.
Aquí hago un parate, y perdonen la extensión del texto, pero es necesario un breve repaso al responsable de la novela. La película está basada en el primer libro de la trilogía “Millenium“, escrita por el sueco Stieg Larsson. Los libros se convirtieron en un fenómeno editorial que superaron los 15 millones de ejemplares vendidos, logrando fanáticos alrededor del planeta… y sin embargo el escritor no vivió para ver su éxito. Larsson tuvo una vida más que agitada, trabajó como periodista, investigó a los grupos neonazis en su país, militó en el troskismo y murió de un ataque al corazón a los 50 años, poco después de entregarle a un editor el final de la trilogía pero antes de que el primero de los libros fuese publicado. No conoció el éxito, y también por eso su figura se acrecentó.
Pero volvamos a la película.
No crean que se van a encontrar con la versión sueca de El Código Da Vinci: el nivel es muy superior, tanto desde las actuaciones (aunque lo lamente por los geniales Hanks, Reno y Tatou) como en lo respectivo al guión.
En definitiva, Los hombres que no amaban a las mujeres es una gran opción para un policial con contenido y moderno.