Mi voz es el dibujo.
Hay films que se focalizan en temáticas concretas. Hay otros, en cambio, que representan tópicos más universales. La libertad de expresión y la rebeldía contra determinados mandamientos sociales es un ejemplo del segundo tipo. Con frescura, inteligencia y respeto, Los Hongos (2014) retrata el sentir, pensar y vivir de dos jóvenes en plena edad de descubrimientos y cuestionamientos.
Cada noche, después de la obligación que implica el trabajo, Ras (Jovan Alexis Marquínez Angulo) se dedica a lo que más le gusta hacer: pintar graffitis en distintos muros de su barrio. Durante el día es obrero de construcción y el hijo de María (María Elvira Solís), una mulata que emigró a la ciudad proveniente de la selva del Pacífico y que intenta, por todos los medios, imponerle que lleve una vida normal. Pero Ras sueña despierto con otras cosas.
Luego de perder su trabajo por robarse unos tarros de pintura para terminar un gran mural, Ras atraviesa la ciudad en busca de Calvin (Calvin Buenaventura Tascón), otro joven graffitero estudiante de Bellas Artes que está atravesando el divorcio de sus padres y el cáncer de su abuela. Los chicos irán sin rumbo fijo y serán libres. Los Hongos se propone acompañarlos en ese estupendo recorrido lleno de experiencias, sin horarios ni impedimentos.
Este es un intenso proceso plagado de características típicas del cine de autor. Lejos de la intención de encarar un viaje psicodélico relacionado con las drogas y el placer -como al que quizás el título de la película podría remitir- el colombiano Oscar Ruiz Navia escribe esta historia desde una experiencia dolorosa propia, según dice. Y eso es lo más rico de este relato; la posibilidad del espectador de disfrutar de la belleza y simpleza de los planos, entendiendo que “los hongos” representan la metáfora de dos seres que están sumergidos en un contexto de podredumbre y descomposición.
Casi como un documental, Los Hongos representa la realidad de aquellos que aun abocados y sofocados por la rutina angustiante que significa en gran medida hoy en día vivir para trabajar, sueñan pensando en trabajar quizás sólo para poder vivir y alcanzar otros objetivos de carácter más bohemio. Como reza el eslogan del afiche, los protagonistas nunca más guardarán silencio sobre cómo se sienten. La expresión a través del arte lo es todo y ya nada podrá acallar tremenda manifestación.
Oscar Ruiz Navia, premiado y reconocido en varios festivales internacionales por otros films interesantes como El Vuelco del Cangrejo (2009), con una narrativa visual imponente, sabe ofrecer una puesta atípica que no pasará desapercibida. Los Hongos significará para muchos un revelador viaje de ida.