Comedia salida de lo habitual
Que las últimas oportunidades hay que aprovecharlas es algo tan cierto como difícil de prever que serán las definitivas.De eso, entre otras cosas, trata Los imprevistos del amor, esta comedia romántica presumiblemente con el público adolescente en la mira, pero que le escapa a muchos clisés (no a todos, porque saltaría de género) de los filmes de este tipo.
Rosie y Alex son amigos desde la infancia, y uno no sólo adivina, sino que ve que bien podría haber algo más entre ellos, de no ser porque son mejores amigos. Crecen, y no hay sexo de por medio, aunque hablen de ello y se ayuden en sus conquistas amorosas.
Hasta que, ahí sí, cualquier espectador despierto lo advierte, hay una llama que ninguno de los dos se anima a dejar que crezca y no se extinga.
Lo que diferencia a esta película con la hija de Phil Collins (Espejito, espejito, Cazadores de sombras) y Sam Claflin (de la saga Los juego del hambre) es que incluye temas como la maternidad casi adolescente y las diferentes clases sociales (la familia de Rosie es de clase trabajadora en Inglaterra), y que la relación entre los protagonistas no tiene baches.
Los diálogos son ingeniosos y realmente se siente que acompañan a la historia y no incluyen chistes forzados.
Del otro lado de la balanza están las conquistas de Axel, por lo general rubias taradas e insoportables. Bien: nadie es perfecto.
Los imprevistos del amor es del tipo de película que se apoya en las actuaciones, de ahí que lo que haga Collins será fundamental para sostener el andamiaje. No sólo es linda, sino que tiene pasta como actriz, puede lagrimear y sonreír con la misma facilidad y ponerse al hombro la película parece no pesarle. Algunos personajes secundarios parecen sólo bocetados, como si el director Chistian Ditter prefiriera centrarse en Rosie y Alex. Como para que el espectador no le quite la atención de encima.En síntesis, una extrañeza en el mundo de la comedia romántica, nada malo y bienvenida a la cartelera local.