Heredera de una estirpe de revolucionarios, Aurora Sánchez evoca en este documental su larga vida. Su historia se inicia con la lucha de sus padres en la España republicana y su posterior llegada a la Argentina. Así aparecen en el camino de esta mujer ardorosa tanto Roberto, su hermano, como Iván, su hijo, y con estos recuerdos Aurora se remite al exilio de ellos por Francia y su lucha en la Nicaragua sandinista. Los directores Gato Martínez Cantó, Santiago Nacif Cabrera y Roberto Persano siguieron su camino vital hasta la muerte de su hijo en el intento de copamiento del cuartel de La Tablada. La película nunca abandona la emotividad en el retrato de su protagonista.
En este documental realizado por Gato Martínez Cantó, Santiago Nacif Cabrera y Roberto Persano, se cuenta la historia de Aurora Sánchez y su familia. Esos Indalos que comenzaron su derrotero luchando del lado republicano en España, y su posterior llegada a nuestro país, y los destinos de su hermano Roberto y su hijo Iván, que fueron a participar de la revolución en la Nicaragua sandinista y luego intervinieron el copamiento de La Tablada. Una mujer que relaciona las historias y que lucha por esas memorias. No hay espacio para autocriticas, especialmente por el episodio del copamiento en plena democracia de Alfonsín. Pero si testimonios de cómo fueron tratados esos militantes, los juicios, las reparaciones, las incógnitas. De parte de los realizadores es un acompañamiento a una mujer que siente que pertenece a una familia de revolucionarios
Los tres directores de “LOS INDALOS” Andrés “Gato” Martínez Cantó, Santiago Nacif Cabrera y Roberto Persano trabajan dentro del terreno del documental, con una mirada siempre implicada con lo social dentro del terreno de la política. Mientras ruedan un documental que hace foco en la revolución sandinista, cruzan su camino con el de Aurora Sánchez, “La Cachorra”. Inmediatamente conocen su historia familiar y deciden, rápidamente, convertirla en la protagonista de este nuevo documental que arranca en aquel enero de 1989 cuando durante la toma de La Tablada en plena época del gobierno de Raúl Alfonsín, su hermano (el “Gordo” Sánchez) y su hijo (Iván) –el tío como referente absoluto de su sobrino en esta lucha de compromiso social- formaron parte de los amotinados y terminaron siendo dos de los tantos desaparecidos que se produjeron en este trágico suceso. “LOS INDALOS” parte de este hecho pero no se detiene sólo en este punto como centro de la narración. Intenta, por el contrario, atravesar no solamente una típica historia de desaparecidos sino que habla fundamentalmente de la historia de una familia con un fuerte espíritu militante, aparece ineludiblemente el relato de los exilios forzados y casi naturalmente, se cuela el hecho de que después de pasado mucho tiempo, han quedado profundas marcas tanto en Aurora como en su hija y se hace presente ese dolor que involucra este entramado dentro del alma familiar. Aparece la emoción a flor de piel y los directores aprovechan esos momentos íntimos para que el documental tenga una resonancia diferente. El documental, poco a poco, va entretejiendo varias líneas que convergen en la figura excluyente de Aurora Sánchez, eje del relato y quien conduce la historia con su personal estilo. Allí veremos esa figura de admiración que Iván veía en su tío, que había participado en la Revolución Sandinista, de un grupo comando en Paraguay, y que abandona la comodidad de la vida en París para enfocarse en su deseo de participar en la revolución en Nicaragua. Allí lo acompañará Iván, dejándolo todo y continuar de este modo con esa línea, una estirpe que ha participado activamente en la militancia revolucionaria: algo aparentemente inscripto en el ADN de la historia familiar. ¿Qué son los indalos? Son una representación prehistórica del dios del arco iris que se solía grabar en cada uno de los hogares contra los maleficios. Aurora tiene sus propios indalos protectores. Nos los presenta de esa forma y así como nos habla de su hermano, también sorprende con la emoción y el relato de su hijo a quien siente presente en el aquí y ahora. Ella es la encargada de hacer un doble recorrido: también en un nuevo viaje vuelve a transitar el camino de la historia de su padre, su lucha y el contexto sociopolítico en el que perdió su vida. Vuelve a sus orígenes, siente la presencia de sus ancestros y de alguna manera, vuelve a transitar ese recorrido como parte de su historia. Es interesante como los directores eligen no detenerse en ningún punto en particular ni darle trascendencia a ninguno de los micro relatos que aparecen, por sobre los otros, sino que tratan de ir equilibrando todos los temas, mientras Aurora lleva el pulso del relato. Al mismo tiempo que ella describe cómo siente esa presencia de Iván en su cotidiano, recorre su pasado y evoca la figura de Yayo, su padre, que le permite seguir redefiniendo su presente, es interesante el conflicto que se presenta con la figura de su hija Maira. Allí aparece algún resentimiento, alguna cuenta pendiente entre ellas, recuerdos de la crianza y alguna culpa por no haber estado totalmente presente cuando ella era una niña y la necesitaba. Una herida del pasado que sigue abierta, un vínculo complejo con su madre y esa fuerte necesidad de ir soltando estas figuras tan potentes de su pasado, para poder vivir libremente su presente, liberarse y fluir. Así como en algún momento el cuerpo de el “Gordo” Sánchez dejó de ser un NN, y gracias a varios años de intenso trabajo del Equipo de Antropología Forense, le fue entregado a su hermana y finalmente durante un mediodía de Mayo de 2013 pudieron esparcir sus cenizas en una emotiva ceremonia junto a la Pirámide de Mayo, Aurora todavía espera por justicia para su hijo Iván. Ella permanece firme e inquebrantable en esta lucha por honrar la memoria familiar, su propia historia e ir cerrando esas heridas latentes. Los directores dejan que su relato discurra sin ningún tipo de intervención para que por debajo de su magnética y carismática figura, puedan aflorar naturalmente algunos momentos de genuina emoción. Y es allí cuando aparecen sus lágrimas expresando de algún modo ese dolor que la sigue habitando, esa historia de vida que ha sido dura desde su nacimiento –su madre le recordaba agradecer su existencia a su hermano, que había fallecido prematuramente- que la transforma en un ejemplo de superación, de sobrevivencia, de narradora vital de toda una historia familiar que late a través de este documental.
La película cuenta la historia de Aurora Sánchez heredera de una familia de revolucionarios y la evocación que ella hace de su gente. La historia que se inicia con la lucha de sus padres en la España republicana y su posterior arribo a la Argentina y luego pasa al Latinoamérica. Documental de narración torpe, deshilvanada, sin una sola interesante en lo narrativo. Confiando en una protagonista que no parece particularmente interesada en hablar a cámara. Confusiones ideológicas varias, mezclando la Guerra Civil Española, con el sandinismo, con el nefasto movimiento Todos por la patria que llevó adelante el ataque al Regimiento de La Tablada durante la democracia en Argentina. El sueño de una revolución que perdió el rumbo hace muchos años y que la película, tal vez sin querer, termina mostrando como algo lamentable. Los que lucharon contra el fascismo y la dictadura, en la misma bolsa que los mesiánicos fascistas que jamás buscaron la democracia en Latinoamérica. Sin duda es falta de talento cinematográfico de los realizadores. Pero una cosa es sentarse a debatir a nivel ideológico y otra es otorgarle valor cinematográfico al enésimo documental que se produce en Argentina sobre la frustración de una generación que aun hoy no reconoce sus propios errores ni intenta la más mínima crítica. Es incluso triste ver una película como esta, que a no ser porque se festeja a personas que asesinaron a inocentes, podría dar más vergüenza ajena que otra cosa. La única secreta esperanza es que los directores estén siendo sutilmente críticos de todo eso, pero lo dudo.
TOMAR LAS PALABRAS COMO A LAS ARMAS “Hemos vivido por la alegría, por la alegría hemos ido al combate y por la alegría morimos”. Esta hermosa frase de Julius Fucik envuelve al film, está presente en el comienzo y vuelve a decirse al finalizar, pero además son sus personajes fieles abanderados de este lema. Aurora cuenta en la película las historias que han pasado ella y sus familiares en torno a distintas revoluciones. Los hombres que rodearon la vida de Aurora Sánchez tomaron las armas por la patria y ella toma la palabra para hacer que estas personas vivan en cada una de las historias que evoca. Los indalos se torna un hermoso documental a pesar de relatar momentos en los que diferentes gobiernos abusaron de su poder, infringiendo los derechos humanos de muchas personas. Para Aurora, su padre, su hermano y su hijo, todos ellos revolucionarios de distintas luchas, son sus indalos, son su protección en la vida. Ella los considera sus amuletos contra los “que tienen mal ángel”. El indalo bien la representa a ella también, como una incansable luchadora que vive con alegría, ya que significa el ser humano sosteniendo el arcoíris. Ella cuenta con una gran capacidad para relatar historias. Es por eso que cada uno de los momentos en los que sus familiares fue partícipe de alguna lucha llega desde sus labios como grandes hazañas. Los relatos se dan de forma casi cronológica. La lucha contra el franquismo, la revolución en Nicaragua y la última dictadura cívico militar en nuestro país son los momentos claves en los que han participado los familiares de esta mujer. Ella narra los acontecimientos con la capacidad de “endurecerse, sin perder jamás la ternura”, como diría el Che. Llora en varios momentos, pero sabe finalizar siempre con una risa. Por sobretodo prevalece siempre la alegría en sus relatos. Y es que parece que recordarlos es darles vida. Aurora vuelve a ellos con sus palabras, llena de orgullo. Su gran arma es el discurso, esta mujer logra captar la atención por su increíble habilidad de oratoria, su entusiasmo y humildad. Las historias toman vigor en sus labios. Es un personaje que trasciende lo que dice, aunque es difícil separarla de lo que está diciendo. Transmite ese gen de revolución familiar cuando da a conocer su vida. Aurora sigue escribiendo la historia con sus palabras, pero también lucha para encontrar respuestas. Ella sigue buscando a su hijo Iván. El film es una manera de recordarlo pero también de reclamar por un derecho que les pertenece.
Lucha de gigantes Una mujer marcada por la desgracia ya desde que estaba en el vientre de su madre. Su existir relacionado con la muerte. Su vida tiene que ver con la lucha de los hombres más importantes de su vida, su hermano en Argentina, su hijo en Nicaragua y su padre en España, cuyo denominador común es: la lucha por la libertad, dejando como herencia la dignidad en la lucha de los pueblos. Porque al mundo también se lo puede cambiar contando historias... los índalos son un rayo de sol, tan eternos como el mar... Los Indalos (2019), es un documental que nos relata una valiente historia inspiradora y digna de ser contada, se trata de la lucha de Aurora Sánchez, “La Cachorra”, heredera de una estirpe de revolucionarios, que aquí evoca su vida. Una historia que se inicia con la lucha de sus padres en la España republicana y su posterior arribo a la Argentina. Todo un siglo de militancia, de sangre derramada y de vidas ofrendadas a la revolución. Roberto e Iván, su hermano e hijo, comparten el exilio en las salvadoras tierras francesas, comparten trinchera en la triunfante Nicaragua sandinista y, como un capricho del destino, comparten su desaparición durante el intento de copamiento al cuartel militar de La Tablada. Hoy la lucha de Aurora pasa en conseguir justicia para sus “Indalos”. Los cineastas de este documental, Gato Martínez Cantó, Santiago Nacif Cabrera y Roberto Persano, lograron contar esta delicada historia de una manera muy creativa, con un estilo didáctico, simbólico y visual que se destaca, además del sumo respeto a la protagonista y a quienes descansan en paz. Nos trasladan a España, Buenos Aires, Nicaragua y Francia, lugares de diferente idiosincrasia, en donde estos héroes silenciosos dieron batalla. Conservan la naturaleza de cada lugar a través de la música, imágenes, animales, movimientos y miradas de personas, diferentes planos y ritmos, brindándonos un respiro ante la carga emotiva del relato. Cambian nuestro estado de ánimo con música alegre, sonido de bombardeos y con la recurrente imagen del mar, combinando playas alegres con la localidad Miravet en España, el cementerio sin cruces del que sobrevivió el padre. La historia es acompañada con planos fijos cuya composición es muy interesante, fotogramas que contrastan colores y formas de la naturaleza, connotando vida con frutos por un lado y por otro, imágenes duras de lugares destrozados por la guerra aún abandonados que gritan dolor. Es de destacar la armoniosa alternancia de los sucesos relatados por Aurora, las viejas cartas que intercambiaron con su hermano desde la cárcel como documento sustancial, fotos viejas y testimonios muy emotivos, en especial el de Leandro, sobrino de Aurora, que creció visitando a su padre en la cárcel. Maira, la hija de Aurora, cree en la memoria celular y que no es casual tener tres hombres en su familia que hayan dado batalla, considera que tiene que ver con sus ancestros y en cierta forma, con ella misma y su madre. En un viaje que realizan juntas cierra un ciclo, una vida marcada por recuerdos, olores, sabores y música. Todos estos elementos, representados de manera impecable por los realizadores. Hasta el día de hoy, Aurora sigue buscando a su hijo Iván... a él, a su hermano y a su padre les debemos mucho... hombres con convicción y fortaleza, que convirtieron a ese monstruo enemigo e invisible, en pequeño... son los indalos de Aurora, sus protectores, los que no permiten que ingresen los de mal ángel, los que sostienen un arcoíris... los que soñaron con un mundo mejor... esos que fueron capaces de dar su vida por lo que creyeron justo y ayudar a los demás. Ellos, son nuestros indalos también.
El ser humano busca y genera grupos de pertenencia afines a sus intereses. Algunos de ellos militan en partidos políticos, con la ilusión de hacer algo trascendente por la comunidad en la que viven. Los más extremistas, no se conforman con solucionar lo que creen que está mal por medio de la palabra, optan por armarse y combatir las injusticias. Dentro de esa idiosincrasia creció Aurora Sánchez, descendiente de familiares europeos con convicciones firmes y espíritu muy caliente. Ella nació en Francia, pero debió huir hacia la Argentina con sus padres. La protagonista de esta historia lleva la voz cantante durante el documental. Porque también sufrió pérdidas, heridas que no cierran. Su hermano Roberto fue asesinado, y su hijo Iván se encuentra desaparecido a manos del Ejército, porque ambos integraron un comando del Movimiento Todos por la Patria que intentó copar el Regimiento de la Tablada en 1989. Codirigida por “Gato” Martínez Cantó, Santiago Nacif Cabrera, Roberto Persano, la película narra los recuerdos y las vivencias actuales de una mujer que fue madre y hermana de dos hombres que se consideraban "revolucionarios", ese era su oficio, consideraban, para pelear contra las dictaduras y liberar a los pueblos. Por eso no sólo "trabajaron" en la Argentina, sino que también se alistaron para hacer lo mismo en Nicaragua. Los testimonios de otros familiares, amigos, etc. dan a conocer lo que hacían el tío y el sobrino, enarbolando una causa que ellos consideraban justa. Nadie los cuestiona ni recrimina nada. Junto a fotografías y filmaciones de noticieros, viajes a España, Nicaragua y Francia, redondean una producción para reivindicarlos. La narración marca el contexto histórico, ya sea con imágenes o con los relatos de Aurora y, en menor medida, de Maira, su hija, y hermana de Iván. La cámara sigue de cerca el periplo europeo y centroamericano que hicieron las mujeres como para cerrar la historia y cicatrizar la herida. La producción del documental es correcta, dentro de los parámetros normales de una estructura clásica. La emoción corre por cuenta de Aurora, y en menor medida de su hija, que, ante cada recuerdo profundo, lloran sin pudor. Pero los sentimientos encontrados quedan a cargo del espectador, De los que comulgan y se identifican con esta forma fantasiosa de hacer justicia, y los otros, ños que aceptan la de las leyes, abogados y jueces.
Sosteniendo el arcoíris Los Indalos (2019) realiza un recorrido por la historia de tres generaciones de una familia que desde la Guerra Civil Española emprende un camino revolucionario que los llevará por Francia, España, Argentina y Nicaragua en una odisea por transformar el mundo con el eje en la libertad revolucionaria que se convierte en el presente en una lucha por la justicia. A través de la figura de Aurora Sánchez Nadal, hermana de Roberto Sánchez y madre de Iván Ruiz, dos combatientes del Movimiento Todos por la Patria, capturados tras la toma del regimiento de La Tablada en enero de 1989 y asesinados posteriormente por el ejército, el documental de Gato Martínez Cantó, Santiago Nacif y Roberto Persano reconstruye el periplo de la familia desde la migración del padre de Aurora a Argentina tras el fin de la Guerra Civil y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial hasta la temprana militancia de Roberto Sánchez en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), la fracción armada del Partido Revolucionario de los Trabajadores, liderada por Roberto Santucho y Enrique Gorriarán Merlo, pasando por el breve exilio de la familia en Francia y la mudanza definitiva a Nicaragua en 1979 para combatir a favor de la novedosa Revolución Nicaragüense liderada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Con entrevistas a Aurora Sánchez, a su hija Maira, al hijo de Roberto, Leandro, al periodista y director de la revista y el proyecto editorial Sudestada, Hugo Montero, a la militante del Movimiento Todos por la Patria, Dora Molina, y a compañeros de Iván Ruiz en las milicias sandinistas, el documental reconstruye la alegría y el compromiso revolucionario de una familia que se explaya a través de un sinnúmero de emociones que van desde el llanto a la risa, pasando por la algarabía y la rabia en un concierto de sensaciones vibrantes y conmovedoras. Mediante imágenes de archivo y entrevistas que incluyen la palabra del fotógrafo Eduardo Longoni, Los Indalos recrea la toma del cuartel de La Tablada y la represión desmedida y el ensañamiento de un ejército que no terminaba de aceptar su rol en la vida democrática con imágenes muy duras que tuvieron en vilo al país durante veinticuatro horas, para finalmente adentrarse en el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos por el ejército contra los militantes asesinados. El film también sigue a Aurora y a su hija Maira en un viaje a Europa para emprender un ejercicio de memoria familiar que las lleva por Valencia, Terragona, Girona, Argelès-sur-Mer, París, Barran y Lasserade con el objetivo de buscar los rastros y los lugares que marcaron a la familia, generando un vínculo emotivo muy fuerte entre madre e hija. Para Aurora, el Indalo, el símbolo de la provincia y la ciudad de Almería, en Andalucía, que representa una figura rupestre ibérica del Neolítico que sostiene el arcoíris y se cree que protege de los malos espíritus, simboliza a su hermano y a su hijo, que la resguardan desde su ausencia, imagen rescatada por los directores como figura retórica que representa todo el movimiento por la libertad y la lucha por los derechos humanos. La vida en Nicaragua, las imágenes de archivo, las hermosas playas y las emotivas imágenes son acompañadas por la alegre música de Nicolás Esperante en un documental que recupera la memoria de los militantes revolucionarios asesinados, sus sueños y su anhelo por un mundo mejor, quimera eterna que hoy sigue tan vigente o más que ayer.
Dirigida y escrita entre Roberto Persano, Santiago Nacif Cabrera y Gato Martínez Cantó, Los Índalos es un documental que gira en torno a una familia de militancia revolucionaria. En Los Índalos, de los directores de Nicaragua, el sueño de una generación, seguimos a Aurora Sánchez, una mujer de una familia de revolucionarios, familia cuya historia no pudo evitar estar ligada a las desapariciones, acá con La Tablada como escenario final para dos hombres de su familia: su hermano Roberto y su hijo Iván. En este documental en el que los directores eligen no mostrarse, en el que no hay una primera persona sino que están siempre detrás de cámara, siguiendo y escuchando a su protagonista y a algunas personas más que hacen a la historia, se va construyendo la historia de esta mujer que comienza con sus padres en la España republicana para luego llegar a la Argentina. Cartas, testimonios, fotografías y algo de archivo televisivo son los recursos que terminan de conformar este documental que plasma la historia de una mujer que reclama justicia para su hermano y su hijo que, luego de compartir exilio en Francia y trinchera en Nicaragua, terminan desaparecidos en el copamiento del cuartel de La Tablada. “Alguien que quiere a la humanidad”, es la definición con la que Aurora se encuentra de qué es ser un revolucionario, que llega de parte de la persona más inesperada. La herencia revolucionaria parece llevarla en su ADN. Ahora Aurora, junto a sus índalos, símbolos protectores, presencias que trascienden la muerte, lucha por mantener viva la memoria y la película la acompaña mientras, sin necesidad de plantear críticas, se construye parte de la historia escrita con sangre. Sin artificios ni recursos manipuladores, Los Índalos consigue ser emotiva principalmente gracias a una protagonista que puede mostrarse tan fuerte como vulnerable. “Que la tristeza jamás vaya unida a nuestros nombres”, termina siendo el último pedido de un revolucionario, y el film consigue, más allá de narrar una historia con sangre, un tono intimista y cálido.
Nos cuenta el diccionario que un índalo es una representación prehistórica del dios del arco iris que se grababa en los hogares contra los maleficios, a modo de amuleto. Más precisamente, una figura rupestre del Neolítico tardío o Edad del Cobre que se encuentra en el Abrigo de Las Colmenas, en la provincia de Almería, España. Representa a una figura humana con los brazos extendidos y un arco sobre sus manos, y, entre múltiples teorías esbozadas, la mayoría de ellas otorga cierta divinidad al peculiar dibujo. Dicen, también que la postura del Índalo activa una memoria ancestral que lo enraíza con la Madre Tierra y conecta con su origen cósmico. A propósito de lo cual, podríamos preguntarnos que es aquello que vincula, de forma medular, a esta familia de militantes de la lucha armada, objeto de revisionismo en este flamante documental. En formato de road movie, “Los índalos” intenta trazar, con palpable emotividad, la vida de una familia revolucionaria. La vida de Aurora Sánchez Nadal como de su familia, rastreando sus orígenes desde comienzos del siglo XX. El padre de la protagonista peleó en la Batalla del Ebro (desarrollada en el período julio-noviembre 1938) y fue un republicano antifranquista. Su hermano, perteneció a la agrupación PRT-ERP y su hijo, finalmente, peleó contra la revolución nicaraguense en el proceso denominado anti-sandinista. El trío de directores y guionistas -Gato Martínez Cantó, Santiago Nacif y Roberto Persan- nos lleva hacia la génesis de la perenne lucha de Aurora, quien posee a sus familiares desaparecidos desde el copamiento de La Tablada, en 1989. La búsqueda de sus restos es, para los autores, una historia que merece ser contada, abrevando en la particularidad de un personaje que representa, a través de su familia, el adalidad de un linaje sumido en la lucha revolucionaria. Recurriendo a entrevistas periodísticas y material de archivo, “Los índalos” reconstruye al personaje de Aurora, trasladándonos hacia la niñez en su pueblo en la pequeña campiña francesa donde sus padres se refugiaron de la guerra civil española. Desde el presente, y en su casa costera ubicada en Boquita (Nicaragua), la protagonista reflexiona sobre el eje de una vida que persigue la libertad y el socialismo a toda costa.