La primera era una vuelta a la fuerza del músculo y la virilidad. Esta segunda, tan cuadrada, bizarra y elemental como su antecesora, se mete de cabeza en la sátira y la exageración. Con tanto forzudo veterano que pobló películas y series de la tele, el rejunte apela al humor, a la ironía sobre sus personajes de antaño y, si bien sobra la acción exagerada parecida a la estética de los videojuegos, hay luchas a puño y patadas, momentos melancólicos o alguito de romance, lo que provoca es la diversión a carcajadas.