El toque justo
Mejor que su antecesora en su propuesta de reunir a todos los astros del cine de acción de los años ochenta (aquí se suman Chuck Norris y Jean Claude Van Damme), Los indestructibles 2 (The Expendables 2, 2012) tiene un guión más sólido y logra afianzar la franquicia instalada por Stallone a fuerza de calaveras por doquier. Más divertida, entretenida y autorreferencial, esta segunda parte se posiciona como la película de acción ideal para la generación mayor de treinta años.
La historia se traslada a Albania, a donde los indestructibles se dirigen en una supuesta “misión sencilla” encargada por el Sr. Church (Bruce Willis). Una vez en el lugar, uno de la banda comandada por Barney (Sylvester Stallone), el más joven y tierno de todos -algo que no cuadra en el grupo- muere en manos de una tropa comando liderada por el villano Vilain (Jean Claude Van Damme, el malo de la película), que se encuentran en la zona explotando una mina para extraer plutonio y fabricar bombas nucleares. Para tal tarea tiene a todo un pueblo de rehén como mano de obra esclava.
La primera secuencia de la película es toda una declaración de principios de aquello que el film intenta imponer como lema: en un cuartel militar en Nepal se está torturando a un rehén y el grupo “los indestructibles” va al rescate. No lo hace mediante un plan estratégico que le permita ingresar por la puerta trasera sin despertar sospecha. No. Los indestructibles van con camiones acondicionados con una muralla en su frente a toda velocidad a penetrar por el frente. Al choque. Y esto es así porque el choque frontal es su estilo de hacerle frente a los conflictos. No será ni la inteligencia ni el engaño las maneras de enfrentar al “mal”, sino los golpes de puño el único modo de solución.
Por otra parte, la estructura narrativa de Los Indestructibles (The Expendables, 2010) era la fórmula del héroe: un hombre que llega a una ciudad reinada por el caos reinstala el orden, salva a la chica y luego se retira. En esta segunda parte se reitera la fórmula sumando otra probada fórmula: la venganza personal. El personaje que es asesinado del grupo tenía una relación fraternal con Barney, hecho que vuelve al conflicto personal. Ambas estructuras, la del héroe y la de la venganza, son caballitos de batalla ultra utilizados en las películas de acción que Los indestructibles 2 rememora.
Y no sólo de estructura narrativa hablamos. El guión se las ingenia para darle “su” escena a cada estrella del cine de acción que nuclea la película. Así Sylvester Stallone tendrá el protagónico, Jason Statham (el héroe moderno chapado a la antigua) sus golpes de puño, Jet Li sus acrobáticas peleas, Jean Claude Van Damme su particular patada, Chuck Norris su individual presencia empuñando el arma, Arnold Schwarzenegger sus clásicas miradas y frases “terminales”, etc. Todos se lucen en la dosis justa, encontrando un equilibrio en el conjunto de la historia.
Los indestructibles 2 no es una obra maestra, ni tiene pretensiones artísticas o sociales, que quede claro. Pero es una genialidad en cuanto a la fusión que propone: acción, códigos y chistes autorreferenciales. Todo lo que el amante de las viejas películas de acción espere ver en pantalla. Ciento por ciento disfrutable.