LA JODA HIPERTROFIADA
LOS INDESTRUCTIBLES 2 (THE EXPENDABLES 2) es festiva, autoconsciente y por momentos autoparódica, hasta el punto de contar con varias escenas totalmente absurdas. Puede decirse que la segunda parte es más explosiva, más brutal, más violenta, más graciosa y más entretenida que la original, pero sacrifica verosimilitud. Se trata de una película de acción hipertrofiada, que lleva hasta el extremo todas las características del género. Quizás lo más importante aquí sea lo que este film representa: esa reunión de veteranos compinches que se niegan a vivir sólo de recuerdos y que quieren seguir de joda. Y la verdad, se lo merecen.
La historia empieza cuando Barney Ross (Sylvester Stallone) y sus mercenarios emprenden una misión para saldar una deuda con el misterioso y soberbio Church (Bruce Willis). En colaboración con la china Maggie Chang (Nan Yu), deberán recuperar una misteriosa caja de los restos de un avión estrellado en Europa del Este. Lo que en un principio parecía un trabajo sencillo se complica cuando se cruzan en el camino del malvado Jean Vilain (Jean Claude Van Damme) y su agrupación terrorista: uno de los Indestructibles es asesinado y sus compañeros buscarán vengarse, aunque para ello necesitarán toda la ayuda con la que puedan contar.
Esta continuación supera dos de los problemas que tenía la anterior: por un lado, cuenta con un villano más carismático. Jean Claude Van Damme compone a un Jean Vilain cruel y caricaturesco, que no desentona con el espíritu de la película. Es una pena que su participación no haya sido mayor, aunque la pelea final lo compensa todo. Por otro lado, el guión de esta secuela se siente menos errático que el de la primera entrega. El argumento es más concentrado: la trama de venganza -aunque trillada- hace que las motivaciones de los personajes estén mejor definidas, por lo menos hasta que llega la hora de salvar el mundo. Sin embargo, el guión tiene varios de esos momentos delirantes (porque si fuera uno solo está todo bien), por ejemplo, cuando aparecen personajes de la nada para salvar a nuestros héroes. Así, muchas de las situaciones se resuelven de un modo sencillo, sin complicaciones, algo que no cierra ni siquiera como parte de las convenciones del género.
La película logra una buena combinación entre la acción brutal y los momentos humorísticos, muchos de los cuales son aportados por un genial Dolph Lundgren. También resulta valiosa la incorporación de Maggie, que permite que se genere una dinámica de relaciones distinta a lo que veníamos viendo: al tratarse de la nueva, y encima mujer, se producen divertidos intercambios con los demás personajes. Con respecto a otra de las nuevas caras, es muy pobre la participación de Liam Hemsworth como Billy “The Kid”. El joven actor no logra sacarle el jugo a sus escenas. Por ejemplo, cuando cuenta su dura historia en el ejército no transmite ninguna emoción. Comparen eso con el monólogo de Mickey Rourke en la primera parte y después hablamos.
LOS INDESTRUCTIBLES 2 es como un fisicoculturista pasado de esteroides, que se mira a sí mismo en el espejo del gimnasio, disfrutando con la forma en que sus gigantescos músculos se contraen y se relajan, una y otra vez, mientras levanta kilos y kilos de pesas: él no se da cuenta de lo deformado que está su cuerpo; por el contrario, está enamorado de sí mismo. Pero es feliz y no molesta a nadie. Así, puede verse a la película como algo más que una simple película: lo que Arnold, Sylvester, Bruce y compañía nos han dado todos estos años es maravilloso y verlos divirtiéndose es algo que emociona. Es que cuando ellos la pasan bien, la pasamos bien todos. En el film, los guiños cómplices, las referencias y los chistes vuelan como balas. Las bombas estallan y la fiesta sigue. Esperemos que esos músculos sigan aguantando.