Una “de tiros” a la vieja usanza donde los íconos de los ’80 divierten divirtiéndose
Para los que transitamos los años ochenta entre la carrera de cine y el entretenimiento, las películas de acción representaban una vía de escape entre tanta teoría. Recuerdo conversaciones con mis amigos en las cuales imaginábamos una de Schwarzenneger y Stallone juntos. Pero como esto no sucedía terminábamos por presentar inexistentes rivalidades, preguntándonos quién "cagaría a palos" a quién en un supuesto enfrentamiento. Si Chuck Norris lo fajaba a Rocky en una pelea, o si Arnold lo demolía a Van Damme, y cosas por el estilo.
Lo cierto es que los chicos soñábamos con verlos a todos en una película porque ya habíamos agotado la paciencia, y la plata de los tíos grandes que nos llevaban al cine, cuando la calificación era sólo apta para mayores de 16 años. Así pude ver “Terminator” (1984), “Comando” (1985), “Furia silenciosa” (1984), “Cobra” (1987) o “Fuerza Delta” (1986), entre tantas otras. Si algo hicieron bien con sus carreras Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone, Chuck Norris y Jean Claude Van Damme fue constituirse como íconos del género de acción de la era del presidente Reagan. A Bruce Willis le alcanzó con “Duro de matar” (1987) para inscribirse en la lista, pero tiene otro tipo de carrera, y claramente es mejor actor que los otros. De todos modos estamos hablando de referentes y hoy sería imposible recorrer los ochenta sin mencionarlos. Como en aquellas viejas películas de vaqueros cada uno siguió su camino, o carrera, en la TV, haciendo películas para el mercado del DVD, en la política, o simplemente haciendo negocios.
Muchos años después la fantasía se hizo realidad con “Los indestructibles” (2010), que redobla la apuesta este año con la secuela, tirando por la borda lo de segundas partes nunca fueron buenas.
En realidad el título original es “The expendables”, o sea los descartables, o prescindibles, con lo cual, desde el nombre ya hay una suerte de mirada irónica sobre estos tipos que el tiempo los dejo un poco en el olvido. El equipo sigue armado (en todo sentido), el lider Barney (Sylvester Stallone) y su grupo comando integrado por Gunnar (Doplph Lundgren), Yin Yang (Jet Li), Hale (Terry Crews), X (Jason Statham), Toll (Randy Couture y el novato Billy (Liam Hemsworth).
Luego de una misión en Nepal, en la que de yapa liberan a Trench (Arnold Schwarzenegger), hombre de la competencia en esto de ser mercenario; Barney es obligado por Church (Bruce Willis) a devolver un favor.
Como corresponde a un argumento que homenajea a esa época, hay líos en Rusia, con un par de toneladas de plutonio que tiene Jean Vilain (Jean Claude Van Damme), el villano de turno (nunca mejor puesto su apellido). Demás está decirlo: no es nada complicado. En todo caso es bastante decente, teniendo en cuenta que todo es una excusa para ver un sin fin de escenas de acción y bastante humor autoreferencial. En este sentido, la aparición de Chuck Norris es de antología, porque a esa altura todos entendimos que “Los Indestructibles 2” está para jugar un rato con armas que escupen el suficiente plomo como para construir el sistema de cañerías de toda la ciudad de Buenos Aires, para entretener, el resto del tiempo con diálogos, o remates, al estilo héroe sabelotodo, y burlas internas entre estos duros de Hollywood que se permiten parodiarse a sí mismos. Estén peleando o en paz.
Simon West vuelve a sus comienzos como director de aquella “Con Air” (1997), donde la acción y el vértigo del montaje eran las otras dos estrellas conformadas por el resto de los rubros técnicos, bastante artesanales ya que prácticamente no hay uso de efectos digitales al estilo Transformers.
El espectador tiene que tener esto en claro: “Los indestructibles”es "una de tiros" a la vieja usanza, con actores que aún estando de vuelta y lejos de ser los dueños de las taquillas como antes, todavía tienen con qué discutirle a cualquiera como es esto de vapulear a los malos, salir a salvo y tener tiempo para tomarse una cerveza. “Los indestructibles 2, es "un caño"