"Esta película es para mí"
(Jean-Claude Van Damme, JCVD, 2008)
En una época en la que el cine de acción se veía dominado por las películas de superhéroes, The Expendables logró, aún con sus fallas, recuperar la figura de los héroes de los años '80 y '90. Su alcance fue más profundo que el sólo hacer realidad el sueño de un ensamble de élite en la pantalla grande, sino que revitalizó un género con cada vez menos exponentes. El pase de antorcha de Sylvester Stallone a Jason Statham -junto a Bruce Willis los únicos cuyos protagónicos podían pelear la taquilla- demostró que la llama todavía ardía y que, lejos de ser prescindible, el grupo era muy necesario. La secuela sin duda pone esta cuestión en evidencia, dado que perfecciona las falencias de la original para obtener un innegable mejor resultado.
Simon West, director que tiene en su haber la pobre Tomb Raider pero venía de superar expectativas con The Mechanic, se hace cargo de un guión sin la solemnidad o la búsqueda de la autoparodia constante de la primera. Estos aspectos en su justa medida -aún sin el desenfreno que se sabe puede alcanzar- acompañados de una serie interminable de one-liners y acción permanente, hacen de The Expendables 2 un combo irresistible. Tras una gran secuencia inicial, a la que el resto de la película no puede alcanzar, se da pie a una película repleta de elementos trillados que, en manos de las glorias pasadas que por repetición los convirtieron en clichés, funcionan y se disfrutan por autoconscientes.
A diferencia de la primera, con la entrega al transportador de las llaves del género y su conversión en protagonista (ahora, de hecho, hay una nueva generación que le resalta sus limitaciones), esta se permite, y en esto reside uno de sus logros fundamentales, ser un espacio para que todos se luzcan por igual. Para que Van Damme demuestre sus dotes físicos intactos así como los actorales (es un pecado imperdonable que la industria le haya negado su comeback tras JCVD), para que la ignota Nan Yu desarrolle una veta romántica con Stallone, en una de las claras patas rengas de la película, o que Sly, Bruce y Arnold jueguen y se rían de ellos mismos, y así invitar al espectador a ocupar un lugar dentro de la fraternidad anabólica, la verdadera liga de la justicia.
A fin de cuentas puede ser que sólo confirme la hegemonía reinante. Que Willis y Statham todavía sean los taquilleros del grupo, eso al menos hasta que Schwarzenegger y Stallone tengan su explosivo regreso el próximo año, y que sólo suponga unas vacaciones para el resto del equipo: para Van Damme y Lundgren del directo a video, para Chuck Norris del "retiro" y para Jet Li del cine chino. Pero está lejos de ser una película sólo para ellos. The Expendables 2 es su regalo para nosotros.