“¿Quieres resultados? Tenés que ir con los Schwarzenegger, los Stallone y en menor medida con los Van-Damme” (Bart Simpson)
Yippee ki yay, motherfocker! Los mercenarios liderados por Barney Ross regresaron a la pantalla.
Stallone vuelve a juntar a casi toda la troupe (Mickey Rourke esta vez dio un paso al costados) para continuar con esta franquicia que se va a convertir en un deleite para los cinefilos nostálgicos que se criaron viendo películas de acción durante los 80 y 90. Cuando parecía que Hollywood se había olvidado de ellos, Stallone decidió inyectarles vida y hacerles un homenaje a todos juntos, con parodias incluidas.
Esta secuela supera con creces a la predecesora, incrementando el grado de autoconciencia, parodia y violencia desenfrenada.
Desde la primer escena, un rescate en Nepal, los protagonistas invaden un pueblo y destrozan cualquier cosa que camine armada. Mientras que los villanos, al menos amenazan con matar al secuestrado, estos mastodontes aniquilan sin preguntar, se regodean en la sangre, las tripas, las explosiones. Y está bien. Cualquier otro realizador los habría tomado como villanos. Stallone los pone en un pedestal.
Los Indestructibles 2 tiene un argumento principal completamente absurdo y dos subtramas un poco más serias. Mr Church (Willis) le pide a Ross que consiga un mapa de una caja fuerte ayudado por una agente china, Maggie Chang (Yu). Dicho mapa lleva a un cargamento de plutonio escondido por los soviéticos durante la Guerra Fría. Sin embargo, en medio de la misión son interceptados por Vilain (Van-Damme) otro mercenario que planea robar el plutonio. Con esta excusa argumental se va desarrollando la película, esta vez dirigida por Simon West, un realizador no demasiado notorio, cuyo mejor crédito era Con Air – Riesgo en el Aire con Nicholas Cage.
Al tiempo que West desarrolla esta historia, se abren dos subtramas relacionadas con los sentimientos del personaje de Ross (un seudo romance con Maggie y la venganza por un miembro de su grupo al que Vilain asesina). Esto provoca que la acción y la comedia se frene un poco, tratando de aportar un poco más de humanidad al personaje, y permitiéndole al semental italiano que se destaque como actor dramático. Sin embargo, West, sabe aprovecha mucho mejor los personajes secundarios y explota el materia extranarrativo que los “actores” mismos le dan a la trama.
De esta manera, Dolph Lundgren se convierte en el cómic relief de la historia, demostrando mucha gracia para reírse de sí mismo, su brutalidad e incluso su doctorado en química (que proviene de la vida real). Por otro lado, las breves apariciones de Schwarzenegger y Willis son realmente notables. Ambos crean una buddy movie, una pareja despareja dentro de la película con diálogos que remiten a los anteriores trabajos de ambos. Y si de autoparodias hablamos, los pocos minutos de Chuck Norris en pantalla están dirigidos a los fans del campeón de Karate, que a los 72 años se mantiene en forma. Absolutamente todas sus escenas remiten a la películas que Norris filmó a fines de los ’70 y principios de los ’80 con Golan Globus.
Es notable, como ninguno de los chistes se agota, y son completamente efectivos. No habría forma de ridiculizar a estos “héroes” de otras décadas que si no hubiesen estado ellos mismos. Incluso Van-Damme en su rol de villano funciona a la perfección. Se encuentra cómodo, disfruta siendo sádico, ya que nunca tuvo esa oportunidad en los films exitosos. Cada personaje, termina siendo funcional al argumento, cada muerte es más ingeniosa y sangrienta. Se trata de una automática experiencia de culto, donde se explota la limitada expresividad de cada uno en función de generar humor.
A diferencia de la primera parte, la bajada de línea política es menor, ya que como queda claro, el único que se identifica como estadounidense es Stallone. Más allá de las leyendas, hay participaciones relajadas de Terry Crews y Jason Statham. Es mucho menor pero aplicada la participación de Jet Li, y la desconocida Nan YU, se destaca en su rol romántico con sensualidad y carisma.
Dinámica, entretenida, explosiva, grasosa y autorreferencial, Los Indestructibles 2 es la mejor película que West haya hecho hasta el momento, se encuentra entre lo mejor que cada uno de los intérpretes realizó en la vida, y se trató del mayor placer culpable del año. El sueño del pibe. ¡Solo falta Seagal!