"Los indestructibles 3": veteranos con sentido del humor
El 21 de noviembre de 1976 se realizaba en la ciudad de Nueva York la premiere de Rocky. Esta excelente película tuvo 10 nominaciones al Oscar de los que se llevó tres, incluyendo el de Mejor Película. El filme llevó a la fama a Michael Sylvester Gardenzio Stallone (Sly, para los amigos), que fue el protagonista y que le dio a Hollywood a uno de los personajes más icónicos del mundo del celuloide. Lo que no muchos recuerdan es que Stallone fue el que escribió el guión.
Lo cierto es que este descendiente de italianos hace casi 40 años que viene dando qué hablar en Hollywood, ya sea actuando, dirigiendo, escribiendo o produciendo. Lo puedan aceptar o no, pero el hombre tiene talento para el Séptimo Arte.
Cuando todos pensaban que su ingenio y originalidad se estaba apagando por volver a resucitar a Balboa y John Rambo la década pasada, nos regaló "Los Indestructibles" (2010). Varios puntos para destacar del porqué tuvo éxito: una trama inverosímil con villanos irreales, explosiones y muertes sangrientas innecesarias, un elenco de estrellas de acción de décadas pasadas: Jet Li, Dolph Lundgren, Mickey Rourke, Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger (eterno rival y con quien compartía pantalla por primera vez) y, el punto máximo, todo esto tomado con humor y riéndose de ellos mismos. No tardó tanto en verle la veta y dos años después llegó la secuela. Lo importante era ver qué viejos actores se incorporaban, en este caso fueron Jean-Claude Van Damme y el mítico Chuck Norris. Ahora nos llega "Los Indestructibles 3" en donde la solemnidad peligrosamente opaca un poco a esta saga.
La trama del filme se resume en una línea: el grupo liderado por Barney Ross (Stallone) se enfrenta al traficante de armas Conrad Stonebanks (Mel Gibson). Esto no sería nada especial si no fuera porque Stonebanks fue el fundador de los Indestructibles junto a Ross. Barney, por temor a perder a alguien de su viejo equipo, decidirá ir por sangre joven para enfrentar a su ex amigo.
En esta tercera entrega vuelve a haber un nuevo director. La primera la dirigió Stallone, la secuela el práctico Simon West y ésta lo hace el joven Patrick Hughes, que no desentona mucho para lo que requiere la trama.
El problema principal que tiene el filme es que el chiste redundante de "los vejestorios peleando" ya no es tan fresco, así que decidieron darle una vuelta incorporando jóvenes como nuevo grupo de comando. Es decir, se nota la preocupación de que el gancho de "viejas estrellas de acción" no sea suficiente y se le agrega esto que termina perjudicando al filme.
Lo que hace que la saga incurra en algo que la desmerece: se toma demasiado en serio. En las dos anteriores existía este guiño con el espectador de que todo era un gran chiste, y que acá desaparece casi en su totalidad. Vale decir que llena de emoción que aparezcan Kelsey Grammer, Harrison Ford, Wesley Snipes, Gibson y Antonio Banderas (estos dos últimos valen por sí solos el precio de la entrada).
¿Vale la pena verla? Por supuesto. Con tanto largometraje hecho casi por completo con efectos por computadora, unas buenas explosiones, peleas y disparos a granel realizados a la vieja escuela no vienen nada mal. Ojalá podamos ver una cuarta parte -eso sí, un poco más relajada-. Y el deseo es porque todo fanático de las películas de acción se merece ver juntos, al menos una vez más, a todos sus ídolos de la infancia.
Si Dios y la osteoporosis lo permiten, claro está.