Un desgaste evidente
Los signos de decadencia del cine de acción, o de súper acción, con el avance aplastante de la tecnología configuraron un panorama complicado para esos relatos que otrora conformaban el imaginario de muchos espectadores y que fuera inteligentemente reflotado por Los indestructibles, una jugada suspicaz de Silvester Stallone en una suerte de autoparodia que convocaba íconos del género como Arnold Schwarzenegger con, por ejemplo, Jason Statham, un producto ideal para una tarde de pochoclos y nada más que eso.
El resultado fue poco feliz con la secuela Los indestructibles 2, film que se agotaba en sí mismo al haberse consumado la novedad retro a pesar de recurrir a las mismas figuritas repetidas para llenar un álbum de lugares comunes sin gracia y con un guión bastante flojo. Sin embargo, la nueva intentona de Stallone y compañía (previa filtración de un DVD por internet que hizo la delicia de millones de piratas) naufraga en el recurso de apelar a la nostalgia aunque busque mixturar sangre vieja con sangre nueva al incorporar jóvenes a la trama.
El hecho de atemperar la violencia simplemente con el fin de ampliar la calificación para convocar un público más amplio es un arma de doble filo para Los indestructibles 3 con un Antonio Banderas insoportable, elegido como alivio cómico que tampoco funciona entre toda esa acumulación digresiva de situaciones, donde el villano de turno en la piel de Mel Gibson trafica armas y se mete con un amigo de Stallone, motivo suficiente para que el creador de Rocky lo tome como algo personal y la vendetta implique el abandono del viejo grupo para darle cabida al nuevo, jóvenes que además conocen de tecnología y lo sacarán de su anacronismo incipiente.
Las escenas de acción no deslumbran pero tampoco generan vergüenza, sin embargo no hay una sola secuencia que vaya a quedar en el recuerdo al menos como botón de muestra para los nostálgicos de siempre.
La franquicia cada vez menos sólida en lo que a trama se refiere, repetitiva hasta en los guiños entre personajes demuestra al igual que sus actores signos de fatiga y un futuro poco claro si es que no se corrige el rumbo en lo que a concepto de película de acción ochentosa aggiornada se refiere.