Los indestructibles 3

Crítica de Ximena Brennan - Si·Ne

Testosterona pura. Así podría definirse a esta tercera entrega de Los Indestructibles, con algunas salidas- Mickey Rourke, por ejemplo- y algunas "entradas". Estos irrompibles se renuevan invitando a rostros y cuerpos más jóvenes, pero a no desesperar... no desaparecen los originarios.

En una de sus tantas misiones, el grupo de Barney Ross (Sylvester Stallone) casi pierde a uno de sus integrantes, César. El líder decide así dejar de lado a los "viejos" indestructibles y convocar a reclutas nuevos que estén más a la altura de las circunstancias, al menos en cuanto a edad se refiere. Así viaja a diferentes partes del mundo para conocerlos.

Un ex marine, la propietaria de un club nocturno, un experto en informática, un profesional de las armas y un francotirador parkourista (por Parkour) parecen ser los indicados para el trabajo. La idea oculta de Barney en realidad es poder vengarse de un antiguo enemigo.

Destacando siempre el enorme acierto de Stallone en cuanto a juntar a los mejores y más grandes iconos del cine de acción de los años 80, en esta entrega hay otras incorporaciones más: Robert Davi, a quien recuerdo en mi infancia por Los Goonies (1985); Wesley Snipes (super villano en la película futurista El Demoledor -1993), quien aquí interpreta al "Doctor Muerte"; Harrison Ford, con un papel pequeño y poco interesante y Antonio Banderas, un personaje por demás sobresaliente y que le adiciona más humor a la trama.

Sin ánimo de spoilear, se puede decir que la mejor escena de Los Indestructibles 3 es aquella en la que Barney y Stonebanks (un villano bastante creíble encarnado en esta oportunidad por Mel Gibson) se despojan de sus armas de fuego para pelear cuerpo a cuerpo en un charco de agua. Este es sólo un pequeño elemento que funciona como innovador en la película. Un Indestructible que puede arrojar su arma y pelearse como en un ring. ¿Les resulta familiar?.

Si bien esta última es la más floja, la trilogía encierra a las mejores películas de acción que hablan de películas de acción. Ya la primera parte fue todo un éxito entre los fanáticos, con las dosis justas de humor-¿qué mejor que ver a los grandes veteranos del género riéndose de sí mismos?-. Pero lo interesante es que se hace una parodia fina de ese cine, un homenaje acertado, una película que no se presta para las burlas y que toma con respeto a estos personajes fundamentales de los famosos films llamados "de tiros".

Una película acorde para las mujeres también, aunque faltaría un poco más de carne desnuda, pero la idea de Stallone fue ir más allá de los símbolos sexuales y de los "viejos sensuales". Una vez más el creador de Rocky (1976, 1979, 1982, 1985, 1990) y Rambo (1982, 1985, 1988) dio en la tecla para brindarnos un producto correcto, un verdadero show de adrenalina, músculos y tatuajes. Quizá estas películas no queden la memoria como sus grandes clásicos, pero imposible olvidar a estos tipos rudos llenos de humanidad.

3/5
SI