Barney, mercenario
Stallone reunió otros viejos del cine de acción. Y se divierte.
Es tanta la acción, la violencia y la sangre que salpican los fotogramas de Los indestructibles que la confusión en las peleas cuerpo a cuerpo, cuchillo a cuchillo y balazo a balazo puede hacer perder al espectador la atención. No la cabeza, ya que ésa -y varios miembros del cuerpo de los malos- se perderán de a montones en la nueva película de Sylvester Stallone, en la que lo inverosímil gana por robo.
Stallone también coescribió y dirigió esta aventura por “una isla del Golfo” adonde Barney (Stallone, el chiste fácil con el dinosaurio es inevitable) y sus compañeros mercenarios viajarán para hacer limpieza. La trama es tan añeja como los músculos de Dolph Lundgren, uno de los merce y que ya hace 25 años en Rocky IV boxeaba con Sly: el lugar está regido por un militar corrupto y revolucionario, pero en verdad es un títere de un estadounidense (Eric Roberts, con menos suerte que su hermanita Julia, siempre de traje aunque vaya a una plantación de coca y se muera de calor). Barney viaja por un pedido de un agente de la CIA (Bruce Willis, en el prometido cameo que incluye a Arnold Schwarzenegger y el mejor gag de la película) para eliminar al General Garza. Pero allí conoce a Sandra, la hija buena del militar, quien no acepta escapar de la isla a bordo del hidroavión de Barney, y bueno, el tipo planea volver.
Volver, no por el dinero (cinco millones de dólares le promete Willis).
Volver, no para liberar al pueblo oprimido.
Volver, sin la frente marchita -pasó por tantas cirugías que ahora hasta tiene un aire, con todo respeto, a Horacio Guarany-, para salvar a Sandra.
Entre quienes secundan a Barney, el mercenario, están también Mickey Rourke, otro al que las cirugías le dejaron el rostro lisito, como un tatuador de reflexiones indelebles, el mencionado Lundgren, Jet Li y Jason Statham, el benjamín del grupo que saca cuchillos de donde uno no se imagina. Observen el tamaño con el que amasija a uno de los peores malvados y traten, si pueden, de averiguar dónde lo tenía escondido...
Stallone, como decíamos al comienzo, apela a atrocidades varias como en Rambo , como se tituló la cuarta (y última) aventura del ex marine, que dirigió y que era revulsiva por donde se la viera.
Los indestructibles , que tendrá su secuela, es como una estudiantina de gente grande, con una trama mínima que atrasa tres décadas, más o menos. Que es la época en la que en Hollywood veían a Centroamérica como repúblicas bananeras, y sus intérpretes tenían su momento de gloria. Así, todo cierra, incluidas las heridas de muerte.