HAY INOCENCIAS QUE DAN MIEDO
Los inocentes intenta acercarse al clima del terror aunque este propósito se va dificultando por las elecciones tomadas. El film peca de una mala combinación de recursos que hacen que algunos de sus aspectos interesantes no puedan ser aprovechados.
El lugar que se elige para el desarrollo de la película, la estancia, mantiene un poder ominoso que podría haber sido mejor capitalizado. Conocemos la estancia mediante la fotografía y la escenografía, así como también por las elecciones de puesta en escena de diferentes momentos que se viven en ella. En este sentido, se puede decir que es uno de los aspectos fuertes y sumamente interesantes. Pero este clima no mantiene una armonía con los otros elementos.
Las actuaciones son un gran problema para mantener un buen clima. Los actores quedan despegados del personaje, pues hay un distanciamiento con lo que están haciendo: es difícil distinguir si es que los actores no logran interpretar a los personajes de época o si el guión está forzado de tal manera que los diálogos no son creíbles.
Inclusive desde el guión se eligen ciertas frases que rompen el clímax otorgado por esos paisajes lúgubres. Que el cura diga que “mantuvo encendida la llama de la religión” hasta en los últimos minutos de su vida, cuando murió por un incendio en la iglesia, no parece ser la frase más elocuente. Es ingeniosa la acotación, sin duda, pero si la intención es provocar el susto o el miedo no sería el recurso más apropiado.
El morbo tampoco es un elemento que contribuya demasiado. Esta quizás es una falla recurrente en ciertas películas de terror. Pensar que la sangre por sí sola da miedo es un error en el que caen muchos.
Otro de los elementos que podría haber ayudado es la música o los efectos. Pero estos al parecer estuvieron enfocados en mantener la idea del dolor, de sufrimiento. Sin embargo, este dolor no logra emparentarse con el miedo sino que está más vinculado con el peso de lo que significó la esclavitud.
Retomando la idea de la esclavitud que aparece en la película, tampoco ayuda demasiado el tratamiento que se hace. En una primera instancia, desde lo ideológico no parece muy apropiado que se desfigure toda una lucha por la igualdad mostrando cómo los “negros” se vengan de los “blancos”. Corre intencional o de forma “inocente”, por debajo, un pensamiento ambiguo de quiénes son los inocentes. Pero más allá de esto, tampoco funciona desde el relato. La familia aristocrática vive momentos en los que se supone que sufren pero sus emociones no aparecen en sus gestos. La frialdad con la que se muestra el dolor y sufrimiento de los personajes corta toda posibilidad de generar terror en el espectador.
Estos aspectos hacen que Los inocentes pierda precisión y sentido. De todas maneras, el tema deja la duda de si la intención era simplemente ser un film de terror o mostrar alguna otra faceta que no pudo delinearse del todo.