Una joven solitaria que trabaja en un supermercado termina en un hospital donde conoce a una peculiar y simpática familia compuesta por una madre, enferma, y cuatro hijos que la cuidan en ese mismo hospital. La chica, sola, termina yendo a vivir con ellos y a funcionar como una curiosa madre sustituta de los niños, ante los problemas cada vez más severos de salud de la señora.
Sin empujar –al menos hasta el final– el contenido más dramático del filme, Sante-Luce opta por un tono casi de comedia costumbrista, ocupando buena parte del relato en la bastante caótica convivencia familiar y en las desventuras de los distintos niños en relación con la algo opaca y callada protagonista.
El tono es amable e invita a la identificación (los pedidos y reclamos, siempre en tono cariñoso, de la madre a sus hijos son muy realistas), aunque por momentos se exagera un poco en esa candidez en un estilo que recuerda a cierto cine indie americano. La fotografía es de la extraordinaria Agnes Godard, habitual colaboradora de Claire Denis.