¿Qué poder decir para que nosotros, ya tan desacostumbrados a cines de otras latitudes, tratemos de acercarnos a una película como "Los insólitos peces gato", un estreno que nos llega desde una latitud algo desacostumbrada como es el cine mejicano que no suele estrenarse tan asiduamente en nuestro país?
Una de sus principales virtudes es la simpleza, la sencillez y la claridad con la que su directora, Claudia Sainte-Luce, instalada una mirada marcadamente femenina, observa a sus personajes. Con suma delicadeza, prefiere dejar que los diferentes hechos y situaciones cotidianas vayan narrando, por sí solos, el cambio profundo que van a ir transitando sus criaturas.
Que cada uno de esos personajes está impregnado por la frescura de lo cotidiano y que evidentemente, en las familias latinas, nos podemos ver mucho más espejados que lo que sucede en otras familias, como las norteamericanas, predominantes en el cine comercial.
Que no por ser una historia pequeña, no deja de estar narrada con una intensa profundidad en la mirada y con muchísima ternura que la directora va imprimiendo a lo largo de todo el relato, acompañando a los procesos de sus protagonistas.
Si bien hemos visto películas que se estructuran desde el cruzamiento completamente eventual de dos personajes cuyos mundos no parecen tan compatibles, hay "algo" con un sabor diferente cuando los universos de Claudia y Marta se encuentran, cama por medio, en un hospital.
Claudia está recién operada de apendicitis, un tiempo después que los médicos finalmente se den cuenta, tal como ella dice, que no está embarazada.
Cama por medio se encuentra Marta, madre de cuatro hijos -tres mujeres y su hijo menor, varón- infectada de VIH por su último marido, a quien cuidó hasta el último momento.
Planteado así, el panorama parece dramático y desolador. Pero es destacable la inteligencia con la que la directora -debutante en el largometraje y también guionista de la película-, hace que nada de esto caiga en un tono melodramático y menos aún, en ningún lugar común ni en el sensacionalismo.
El encuentro casual de Claudia -casi una huérfana emocional, alejada de su familia de origen e inundada por su soledad- y Marta dará lugar a un vínculo más profundo todavía, cuando Marta a la salida del hospital, le ofrezca a Claudia instalarse en su para durante el post-operatorio.
De esta forma, Claudia comienza a convivir y adentrarse en el mundo de Alejandra, Wendy y Mariana, las tres hijas de Marta, quienes no podrían ser más diferentes entre si.
Los diálogos entre ellas son frescos, reales, nos van permitiendo entrar en esa familia desde el ambiente cotidiano e ir conociendo las aristas de cada personaje, así como también los va conociendo y descubriendo Claudia.
No pasará mucho tiempo y Claudia ya es una más del clan.
Allí es donde el relato gana forma, cuando se dispone a tratar ciertos temas que van quedando como escondidos dentro de la trama, ya que nada dentro del guión es subrayado ni obvio, pero que se perciben en el ambiente.
Es así como aparece la soledad, la inclusión familiar, las diferentes dinámicas dentro de la familia, el amor fraternal, el enfrentar una enfermedad y sus recaidas, la actitud con la que se puede enfrentar una situación dolorosa...
Todo esto se va retratando mediante pequeños momentos que viven los personajes y que a manera de un gran collage, se van conectando en una serie de viñetas y retratos de este matriarcado tan particular, en donde su principal figura está perdiendo fuerza y de esta forma se va resquebrajando el equilibrio familiar.
Ganadora de múltiples premios en festivales nacionales e internacionales (premio del Jurado Joven a la Mejor Película en Locarno y participó en Mar del Plata, Toronto y Ecuador, entre otros) "Los insólitos peces gato" tiene la enorme tarea de abordar estos temas difíciles sin caer en golpes bajos ni perder el humor e ningún momento. La musicalización y el diseño de arte (hermosa escena de apertura y una creativa escena de títulos finales) son otros de los interesantes puntos de esta película mejicana.
Y terminada "Los insólitos peces gato" queda un sabor agridulce, tierno, real, de que la vida está precisamente hecha de estos pequeños momentos que la directora retrata con tanta naturalidad y con tanta exactitud.
Esos pequeños recuerdos que siguen vibrando dentro nuestro y que Claudia Sainte-Luce -basada en una historia de su experiencia personal- sabe retratar tan convi