"Los intrusos": comedia de horrores.
El primer largometraje del francés Julius Berg es británico hasta la médula y cuenta con una inolvidable actuación de Rita Tushingham, musa de la nueva ola inglesa de los años 60.
El primer largometraje del francés Julius Berg –activo director de series en su país natal– es británico hasta la médula. No sólo por el acento de los personajes o el estilo de la pequeña mansión en la cual transcurre la acción, una típica manor house campestre. Más allá de estar basada en la novela gráfica Une nuit de pleine lune, en su gruesa cobertura de humor negro sobre una masa de film de suspenso y horror realista puede advertirse la influencia cultural de decenas de películas del pasado reciente y remoto. El planteo de la historia es simple y, en más de un sentido, previsible: un trío de malandrines de poquísima monta y la novia de uno de ellos ingresan a la casa en cuestión. Sus dueños son una pareja de ancianos de apariencia frágil y la idea es hacerse con las libras esterlinas que, dicen, están depositadas en la caja fuerte. La arquitectura de los tres varones es clásica: el líder, Nathan, no es tal y se deja influenciar en todo momento por Gaz, el más violento y claramente ajeno al mundo de ese pequeño pueblo donde todos se conocen y saludan, mientras que Terry no logra hacer a un lado su carácter torpe y melindroso.
Una vez superado el trance del primer acto y ya con los dueños de casa de regreso, las máscaras caen y el juego de gatos y ratones termina dando un vuelco no tan inesperado. Al fin y al cabo, los anfitriones tienen unos cuantos cadáveres escondidos en los placares y despensas de la vivienda y de ninguna manera dejarán que el grupo de chicos se salga con la suya. Los veteranos Sylvester McCoy y Rita Tushingham, musa de la nueva ola inglesa de los años 60, están perfectos como las víctimas transformadas en victimarios, y en gran medida es el timing sádico de sus miradas y acciones -en particular el de la actriz– los que logran elevar el relato más allá de lo rutinario. Ayuda el hecho de que el dueño de la morada sea médico: las jeringas, bisturíes y demás elementos cortantes y punzantes de su gabinete de consultas tendrán un rol importante en el drama a desarrollarse. De a poco, va quedando claro que la verdadera protagonista no es otra que Mary (Maisie Williams, la Arya Stark de Game of Thrones), la “novia de…” transformada en heroína.
Ya en el tercio final, cuando la sangre ha manchado varios parqués y paredes y las piezas sobre el tablero comienzan a moverse en las últimas jugadas, el formato de pantalla se achica sin demasiadas razones a un académico 4:3. A partir de ese momento sólo resta la lucha por la supervivencia. A esa altura, lo mejor de la película ha pasado, aunque queden debajo de la manga algunas vueltas de tuerca y el uso intensivo (y por momentos hilarante) de un par de máscaras de gas. El viaje podrá pecar de escasa originalidad, pero Los intrusos no deja de ser una agradable incursión en la comedia de horrores, una fórmula aplicada con cierta gracia y buen ritmo en la cual la mirada alternativamente dulce y demoníaca de Tushingham es poco menos que inolvidable.