Al igual que muchos actores del circuito off y/o aficionados, Lucas Cherubini (Juan Grandinetti) va de casting en casting en busca de una oportunidad que lo aleje del tedio de su trabajo en un call center. De chico había gozado de cierta fama al participar de una serie infantil, pero hace tiempo que está fuera del ambiente. En una prueba para una publicidad, Lucas conoce a Vero (Verónica Gerez), quien le recomienda un seminario a cargo de un prestigioso maestro (Iván Moschner). El taller, que tiene algo de retiro espiritual, consiste en pasar cuatro días en una casa en el campo para que los asistentes se redescubran como actores.
Un grupo de jóvenes de un retiro de actuación comienzan a desaparecer, hasta que, claro, alguien lo nota. Con humor e ironía la propuesta, simple, pero efectiva, nos permite indagar en el mundo laboral y aspiracional del protagonista.
Lucas asiste a un retiro de actuación en el cual cada uno debe fingir ser otra persona. Pero además cada día un participante desaparece sin dejar rastro y Lucas parece ser el único que lo nota. ¿Tendrán todos una consigna distinta a la suya? ¿O podrá también él desaparecer sin ninguna explicación? Esta es la síntesis argumental, en realidad al principio del filme, todos reciben la misma consigna de manera grupal, presencial. Un interrogante ya esta contestado. El segundo deberá ver la película. Lucas (Juan Grandinetti) concurre por haber quedado obnubilado por Veronica (Veronica Gerez). Por lo que su personaje “creado” tiene como horizonte seducir a ambas Verónicas. En este intento de indefinir o difuminar la linea que divide lo real de la fantasía es que se quiere instalar el texto. Casi se podría decir
Desde una perspectiva absolutamente oinírica y a modo de una comedia que por momentos tiende al suspenso, el film juega todo el tiempo entre lo que es real y lo que es una ilusión dentro del mismo pacto ficcional. ¿Qué es lo inventado? ¿Quiénes son ‘Los Inventados”? Al respecto, puede decirse que la construcción narrativa del film promueve que el espectador y la espectadora se anime a bucear junto con Lucas dentro de lo que experiencia, para preguntarse por el significado de la realidad y de lo que se considera parte de la fantasía, de la imaginación y de la ficción. ¿Es Lucas el único que se da cuenta de que hay gente que desaparece o es a él al que todes quieren engañar?
Un taller de actuación en un lugar retirado, al que llega el protagonista por un interés secundario nos enfrenta a un juego sobre la verdad y lo simulado, la realidad y un toque de Ficción. Un grupo heterogéneo de jóvenes se instala en el lugar. Al día siguiente uno de ellos no está y nadie parece notarlo, salvo uno de ellos. El lugar fuera de la ciudad y el compromiso asumido de fingir siempre ser otro se presta a la confusión que todavía no es inquietante. El clima se irá se irá enrareciendo a medida que las desapariciones continúan y el pedido de explicaciones se se estrelle contra el silencio. La propuesta de los tres directores (Leo Basilico, Nicolás Longuinoti y Pablo Rodríguez Pandolfi) es borrar esos límites de ficción y realidad y llevar el juego que todos conocernos, no mostrarnos nunca como verdaderamente somos. Una intriga que se sostiene bien y que deja no pocos interrogantes. Juan Grandinetti se luce en un trabajo medido pero profundo, acompañado por un elenco donde están Verónica Gerez e Iván Moschner entre otros.
La trama sigue a Lucas (Juan Grandinetti), un joven que busca un taller de actuación y se ve seducido por una mujer que conoce mientras lee una cartelera informativa. En un impulso, se anota en un retiro donde la única consigna es fingir ser una persona diferente a la que uno es. Sin embargo, pronto descubre algo extraño cuando nota que alguien ha desaparecido sin que nadie registre su ausencia. A partir de ahí, la película se convierte en un juego de verdadero/falso en el que todos parecen ser cómplices de un guion que se desarrolla en la vida real. Los personajes, al igual que el espectador, son manipulados por el dispositivo narrativo para dejarse llevar por el mecanismo propuesto y encuentren (o no) la verdad. La película propone una ficción dentro de otra ficción para interpelar sobre lo real, lo tangente, lo visible y aquello que uno es. Los directores construyen una comedia laberíntica con toques fantásticos y una impronta borgeana que desafía los límites de la verdad a través de una ficción que se desprende de otra. El elenco liderado por Grandinetti, Verónica Gerez, Iván Moschner, Rosina Fraschina, Sebastián Godoy y Gastón Dubini, está en sintonía con la propuesta y logra sumergir al espectador en una historia que lo lleva a cuestionar la misma realidad en la que se halla inmerso. Los inventados (2021), que ha participado en casi una veintena de festivales, resulta una obra intrigante e innovadora en el cine argentino, que juega con los personajes y el espectador para desdibujar los límites entre lo real y lo ficticio e hibridizar los géneros narrativos.
Los inventados gana la atención del espectador con detalles de humor absurdo en las primeras escenas. Lucas es un actor que sólo tuvo un trabajo exitoso cuando era niño, pero esto no le llena de orgullo. Ahora busca otros roles sin éxito hasta que se cruza con una joven que le recomienda un retiro actoral con un talentoso maestro. Lucas se anota y el profesor en cuestión tiene como tarea para ellos una sola: cada participante debe fingir ser otra persona sin revelar nunca su verdadera identidad a los demás. No hay que abandonar el personaje, pase lo que pase. A medida que van ocurriendo ciertos eventos, el límite entre lo real y inventado se va perdiendo y Lucas parece ser el único que entiende lo que pasa, hasta que incluso eso empieza a ser puesto en duda. La película conserva su tono y consigna y no se amedrenta frente a los desafíos que la historia propone. Sostiene, como los personajes, aquello que se ha propuesto, generando un clima único y original que es justamente su mayor encanto.