UN POCO DE AMOR FRANCÉS
No hay edad para el amor parecen trasmitir las imágenes de Los jóvenes amantes, pero en este caso, los lugares comunes quedan de lado de acuerdo a la relación afectiva entre un médico oncólogo de 45 años, casado y con dos hijos, y una mujer de 71, madre, viuda y abuela, ya que su tratamiento temático no es moneda corriente cuando se cuenta esta clase de historia. En efecto, mucho tiempo después de conocerse en un hospital Pierre y Shauna se reencuentran de manera azarosa y desde allí surgirá el interés romántico de él hacia ella.
Primera novedad de la trama: no se está ante la clásica historia de romance otoñal de una mujer de 70 enamorada de alguien más joven. La mirada de la directora Carine Tardieu (cuarto film) es a la inversa, diseccionando al personaje de Shauna que plantea porqué ese hombre más joven se siente atraído por ella.
Segunda novedad de la historia: el punto de vista del relato cae en el personaje de Pierre y de su desesperación por Shauna, en los conflictos que provoca su decisión dentro de su entorno familiar y hasta en los desajustes que empiezan a ocasionarse en el ámbito laboral.
Entre los afectos que van y vienen de Shauna y Pierre, donde ella ostenta sutilmente sus síntomas de vejez frente al ímpetu de él, Los jóvenes amantes elige en su segunda mitad el camino más problemático y de supuesto impacto en el espectador: la aparición de la enfermedad como centro argumental desplazando la postura de una pareja viviendo una historia de amor no convencional.
Allí el guion de carga de tips y lugares comunes buscando una fácil emoción que no condice con la travesía y el derrotero romántico de una pareja particular que articula su deseo y romanticismo en escenas que se alejan de aquello previsible. Por ejemplo: que durante el encuentro íntimo de la pareja la imagen no muestre velas y tampoco se recurra a una luz repleta de filtros, ya de por sí, es una acertada elección estética.
Tercer acierto de la película: la química actoral de la pareja central.
El camaleónico Melvin Poupaud, austero en gestos y tics, no necesita transmitir más que eso. Aquello de camaleónico refiere, entre otros, a su papel pirotécnico en Lawrence Anyways de Xavier Dolan. Vean y comparen.
En cuanto a ella, Fanny Ardant, la señora Truffaut y última musa del cineasta, basta observarla con detenimiento al momento de ver sus manos o cuando demuestra dificultades para levantarse de la bañera para corroborar, si ere necesario, de que se está frente a una actriz por excelencia.