Desde tu ausencia
¿Cómo contar la historia de los más de treinta suicidios que se manifestaron en el pueblo de Las Heras sin caer en el lugar común? La respuesta sería contarla desde la ausencia de los que ya no están; y eso es lo que logra el novel cineasta Leandro Listorti con Los jóvenes muertos (2009), documental de su autoría con una impronta tan personal que lo vuelve único.
En la provincia argentina de Santa Cruz existe un pueblo, tan inmoto como desconocido, llamado Las Heras. Ese pueblo tiene un record que ningún otro quisiera tener: más de 30 suicidios, cuyas víctimas fueron adolescentes, provocados en los últimos diez años.
Evitando el periodismo de investigación y las causas que podrían llevar a tal determinación, la cámara de Listorti actúa reflejando como es ese terruño sin los que ya no están. Planos fijos de una geografía desierta, lugares de pertenencia que ya no le conciernen a nadie, junto a una tristeza implícita que se transmite en imágenes y que no muchos directores pueden llegar a lograr, resultan ser el mayor hallazgo en una película descriptiva en donde la narrativa está tan ausente como los mismos protagonistas.
Sólo las palabras justas actúan sobre los silencios necesarios para evocar la ausencia definitiva. Fundidos negros son utilizados como separadores sobre los que se imprimen el nombre y la fecha de defunción de cada uno de “esos jóvenes muertos”. El encierro de las imágenes en el centro de la pantalla provocará un estado claustrofóbico y de impotencia ante el hecho que se describe y la imposibilidad de no poder hacer nada al respeto.
Los jóvenes muertos no pretende desenmarañar la trama buscando una verdad y sus consecuencias, simplemente a través del más puro e inocente de los minimalismos indaga sobre la ausencia de los que ya no están y ese vacío que nunca más volverá a llenarse.