"Así empezó todo"
Este jueves se estrena el principio del fin de esta trilogía con Sinsajo: Parte 1, y nos conviene hacer un repaso de las películas que nos trajeron hasta aquí. La primera fue la más criticada, lo cierto es que el director Gary Ross no mostró lo mejor de su talento y se rumorea que por eso invitaron a un nuevo director para la siguiente entrega. Cuando Francis Lawrence tomó la posta, las cosas mejoraron notablemente. Pero veamos algunos errores y aciertos del primer capítulo.
Panem es una nación gobernada por el Gobierno totalitario del Capitolio. Allí la mayor parte de los distritos de la periferia son muy pobres y proveen a los pocos ricos que viven en la capital y en los distritos favoritos. Como lección por haberse rebelado, los distritos son obligados a enviar un adolescente de cada sexo a los Juegos del Hambre, una lucha a muerte que se realiza cada año. Muchos aquí dijeron que era el mismo argumento de Battle Royale, novela escrita por el japonés Koushun Takami. Pero no se preocupen, sólo se parecen en que hay muchos adolescentes obligados a matarse entre ellos.
El futuro histórico tiene su propio cauce en las novelas de Suzanne Collins, aunque el director y los guionistas dejaron tanto afuera. Esta es la principal falla de Gary Ross. Dos horas y media de un metraje que parece estirado artificialmente, alargando las secuencias hasta lo incómodo. ¿Por qué? Había tanto más. En el libro los protagonistas son tres: Katniss (Jennifer Lawrence), Peeta (Josh Hutcherson) y Gale (Liam Hemsworth). En la película el personaje de Gale casi no aparece pero lo cierto es que forman un triángulo de amor no correspondido. ¿Por qué se dejó este arco sin desarrollar? Se sugiere un poco, es cierto, pero está incompleto.
Faltó la intriga que tiene el libro al mantenernos en vilo sobre quién está del lado de quién. En la película es muy claro, le quita emoción aunque quizá intentaron hacer la experiencia menos demandante intelectualmente para adaptarla al PG-13. Lo mismo ocurre con el contexto de cada tributo y la relación de cada distrito con el Capitolio. Al final del libro nos quedamos pasmados pensando “así que así era, ¿cómo no lo vi venir?”. El guion de Gary Ross le quita toda sorpresa. Aunque probablemente también sea por el cambio de narrador. El libro usa la primera persona pero la película narra necesariamente en tercera persona.
Sin embargo, el cambio de narrador ha traído uno de los mayores aciertos de esta película y una gran ventaja respecto al libro: sabemos qué ocurre cuando no está Katniss para contárnoslo. Esto es especialmente notorio en las escenas del Presidente Snow (un pulido Donald Sutherland) y Séneca Crane (Wes Bentley). Estas nos explican los elementos subversivos que encuentran en las acciones de Katniss, sin intención revolucionaria más que sobrevivir. Gracias a la primera persona, esto no aparece en los libros, pero enriquece la experiencia de las películas.
Por otro lado, el trabajo de Jennifer Lawrence también fue criticado por encontrar una actuación inexpresiva; con más razón cuando el mismo año se estrenó El Lado Luminoso de la Vida, que le valió el Oscar. Sin embargo, el personaje en sí es inexpresivo, y no es sino viendo su arco más adelante en la franquicia que notamos el cambio y cómo se va abriendo a otros paulatinamente. Como un trabajo aislado puede verse débil, pero en realidad es una fortaleza de este filme.
Se dejó mucho afuera que hubiera enriquecido la experiencia, lo cual es notorio incluso cuando la autora de los libros participó en la elaboración del guión. Lo pobre del arco de Peeta, la falta de contexto de los demás tributos y distritos nos dejan gusto a poco. Incluso, los mutos que atacan a nuestros héroes debían tener el rostro de los tributos muertos ¡qué miedo ver algo como eso! Pero quedó afuera, igual que la verdadera historia del broche del sinsajo y la amistad de Katniss con Madge, haciendola quedar como una aislada social que no tiene ni un amigo más que el antipático Gale.
Sin embargo, no deja de ser una de las adaptaciones de libros más fieles llevadas al cine. Le falta esa vuelta de tuerca que Francis Lawrence pudo darle en En Llamas. Las escenas extras no tienen desperdicio, y si hubiera sabido cuando cortar lo innecesario estaríamos hablando de una gran película. Es mentira que las segundas partes nunca fueron buenas, la segunda realmente es mejor. ¿Seguirá así y Sinsajo superará a sus antecesoras? Lo sabremos después de su estreno, el 20 de noviembre.
Agustina Tajtelbaum