Una chica en llamas
En una época plagada de realities en los que los participantes se someten a las exigencias más duras y en los que los límites parecen desdibujados (o simplemente no existen), llega esta película basada en el best-seller de Suzanne Collins.
Si en La muerte en vivo, los jugadores se sometían a la "ruleta rusa" y estaban montados en una escenografía giratoria que emulaba el tambor de un revólver, en Los juegos del hambre, la supervivencia va más allá y funciona como móvil de la historia.
La trama nos traslada a un futuro en el que la población ha quedado presa como en un campo de concentración y bajo el poder tiránico del Capitolio. El juego al que se refiere el título coloca en el ojo de la tormenta a Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence, la joven actriz nominada al Oscar por Lazos de sangre), una adolescente de 16 años.
La Nación obliga a cada uno de sus doce distritos a enviar a adolescentes para competir en un violento juego televisivo que culmina sólo con un ganador vivo. La protagonista, armada con arco y flecha, se ve envuelta en una ola de violencia que la enfrenta con otros jóvenes de su misma condición y utiliza su fuerza y su instinto junto a Peeta (Josh Hutcherson, el actor de Viaje 2; La isla misteriosa), el chico que alguna vez le dio un trozo de pan en épocas de hambruna.
El film de Gary Ross (al que le sobran varios minutos) construye un futuro apocalíptico con atmósfera de desesperanza y sigue -casi- al sigue al pie de la letra el libro original. Su trabajo acierta más en la primera parte: seres sometidos por personajes que parecen salidos de un comic, como el conductor del programa (encarnado por Stanley Tucci); un payesesco y cínico personaje que mueve los hilos del show (Wes Bentley) y un villano en la cima del poder (Donald Sutherland). Se destaca Woody Harrelson y el relato se muestra atrapante en la selección y los preparativos para el gran show.
Después vendrá la acción (aunque no tanta) ambientada en los bosques, con corridas, escapes de los aerodeslizadores y peleas cuerpo a cuerpo.
El director Gary Ross (Amor a colores y Seabiscuit) narra con cámara nerviosa y muchos cortes que alimentan el clima de confusión y locura que viven sus jóvenes protagonistas.
El film es una crítica política con formato de juego futurista (pantallas gigantes en las que el pueblo sigue todas las instancias), pero básicamente es un producto del marketing pensado y armado para el público adolescente. El mismo que este año vseguirá la finalización de la saga Crepúsculo.
Este es el primer eslabón de una saga que continuará con En llamas y Sinsajo. En tanto, la chica en llamas se pone la película al hombro, tensa la cuerda del arco y dispara con un seguro centro en las boleterías de todo el mundo.