Muy pocas veces uno puede decir que un libro se adapta fielmente en su transición a la pantalla grande. Siempre hay líneas secundarias que se cortan para favorecer una historia más dinámica, eventos que se cambian para darle un sabor diferente al film, siempre hay pequeñas cosas que, a la larga, ponen a la adaptación un escalón, o varios, por debajo de su gemelo de tinta y papel. Sorpresa mayor me llevo al ver que The Hunger Games resultó ser una de las historias mejor transpuestas de los últimos años, una experiencia que poco tiene que envidiarle a la novela de Suzanne Collins: no por algo la misma escritora estuvo en el génesis del guión, en coautoría con el director de la misma, Gary Ross.
El trío que estos dos componen junto a Billy Ray (Hart's War, Flightplan) trae a la vida esta aventura en un mundo distópico cruel y desgarrador, en donde el valor de un personaje femenino extremadamente fuerte hará la diferencia para mejorarlo. Es el conocido buenos muy buenos contra malos muy malos, el eterno Bien vs. Mal, pero con matices diferentes como para que no se note (tanto). En el epicentro de este duro vivir se encuentra Katniss Everdeen, la heroína de turno, a quien una perfecta Jennifer Lawrence evoca con toda esa versatilidad que la caracteriza, dura cuando lo requiere, y tan sencilla, frágil y palpable que parece mentira que tenga tan sólo veinte años y sea capaz de transmitir tanto con tan poco. Es indescriptible lo acertado que estuvieron al acercarla al papel.
Rodeando a Lawrence hay un gran elenco que sostiene una línea bien alta en cuanto a secundarios se refiere: el joven Josh Hutcherson sigue en ascenso, en este caso como el apoyo masculino de Katniss en la arena de batalla (curiosamente, él es el que termina siendo defendido y no al revés, como suele suceder en cualquier película de acción/ciencia ficción), el hermano de Thor, Liam Hemsworth, quien tiene un papel pequeño pero, a futuro, relevante, Woody Harrelson genial como el borracho Haymitch (tomando un poco de inspiración de su último rol tragicómico en Zombieland), Elizabeth Banks la pega con su odiosa y superficial Effie Trinket, Lenny Kravitz sorprende gratamente con su estilista Cinna, y la lista sigue. Stanley Tucci es un presentador fervoroso, Wes Bentley es el carismático director de los actuales Juegos, Donald Sutherland es el poco agresivo Presidente (el libro lo pinta mucho más cruel) y después están los Tributos de los otros Distritos, entre los que se destacan la adorable Rue de Amandla Stemberg, y los letales Cato y Clove de Alexander Ludwig e Isabelle Fuhrman, entre otros.
Mi mayor miedo como lector empedernido de la saga es que cortaran momentos para hacer más asequible la experiencia cinematográfica, pero con placer descubrí que la película dura sus buenas dos horas en las que se explica todo con detalles y no falta ningún evento clave o relevante: la historia presenta a los personajes principales, los sigue durante su período de entrenamiento antes de los Juegos y finalmente, la recta final, con el evento propiamente dicho. Todos los caminos conducen a la matanza sangrienta de estos jovencitos, pero el camino es bastante particular y explora muy bien a todos los personajes, los nuevos escenarios y la mitología de este universo, antes de darle al espectador en bandeja lo que vino a ver. Mas allá del elenco absolutamente concentrado, la dirección de Gary Ross es sublime para alguien que nunca filmó una película de acción en toda su carrera. Puede que a muchos les ofusque su peculiar óptica para filmar los Juegos con una cámara movida todo el tiempo, pero es ése detalle que le aporta realismo y veracidad a la angustiosa situación dentro del campo de batalla. Ni Cloverfield había tenido tanto movimiento de cámara, y eso que era una película de metraje encontrado, dos términos que van de la mano, por lo que el experimento le salió muy bien.
The Hunger Games es una gran saga a seguir para aquellos que quedaron vacíos tras la ida de Harry Potter, y para lo que están cansados ya de los vampiros relucientes y chicas indecisas. Tiene fuerza, una historia atractiva y personajes sólidos, todo el combo necesario para atraer tanto a los jóvenes como a los adultos. Y para los fanáticos, no hace falta que les diga más nada, acá tienen una adaptación muy pero muy fiel.