La suerte está con nosotros
Existe una orfandad literaria entre los adolescentes seguidores de Harry Potter y Crepúsculo ante el fin de la primera saga y el inminente desenlace de la segunda que llegará este año. Para llenar este nicho del mercado ha llegado Los juegos del Hambre, film que se estrena en el día de hoy en las salas porteñas.
Es imposible no hacer especial mención al fenómeno que se ha generado en torno a este film aún antes de su estreno y más exactamente en relación a la saga escrita por Suzanne Collins, que la ha convertido en un best sellers elegido por los mas jóvenes como objeto de culto.
La historia narrada en el libro nos cuenta sobre una nación denominada Panem, erigida sobre las ruinas de lo que una vez fuera Norteamérica. Una nación con marcadas diferencias entre la ciudad central (El Capitolio) y los restantes distritos que la componen y que se ubican en la periferia.
Allí, una vez al año, se celebran Los Juegos del Hambre, un reality en el cual cada distrito envía a un muchacho y a una joven de entre doce y dieciocho años a competir en una lucha a muerte de la que sólo sobrevivirá uno. Esa contienda es televisada en directo a toda la nación, brindando a cada distrito la posibilidad de monitorear la suerte de sus candidatos. La gloria estará del lado de los ganadores.
Pero antes de ingresar a las arenas de la competencia y como todo buen reality cada participante deberá presentarse en el show televisivo para generar empatía con el público y obtener de esa manera patrocinantes que en el desarrollo de la competencia les provean de medicamentos o alimentos.
El desarrollo cinematográfico de la primera entrega de esta saga nos presenta a Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) una adolescente del distrito doce, quien frente al sorteo anual de Los juegos del Hambre toma el lugar de su pequeña hermana para salvarla. Así, ella y Peeta (Josh Hutcherson), un joven panadero, son los elegidos del distrito. Juntos viajan al Capitolio, una ciudad que ya desde lo visual nos marca una impronta renacentista, cargada de colores y con un gusto estético exultante en las texturas (excelente labor de la encargada del vestuario Judiana Markovsky).
Una vez ya instalados en las opulentas instalaciones del Capitolio son entrenados para agradarle al público en su primera presentación en sociedad, frente al conductor del reality Caesar Flickerman (Stanley Tucci en una excelente interpretación). El entrenamiento para Katniss será arduo dado que la vida ruda de la adolescente la ha separado de conceptos tales como cortesía o buenos modales, elementos prescindibles en el trajinado devenir de la vida en el distrito doce.
La apuesta desde lo cinematográfico está focalizada en la grandilocuencia de las locaciones que forman parte del Capitolio, en franca y tremenda contraposición a los oscuros paisajes que reflejan la mísera realidad de los habitantes de los distritos. Las escenas de los desfiles previos a los juegos y las presentaciones de los participantes son de un despliegue visual pocas veces visto, puesto al servicio de retratar la opulencia mas obscena que habita donde reside el poder.
Juntamente al apartado visual se le suma un excelente elenco que -a diferencia de otros films dirigidos a un público adolescente- esta vez no se trata de ignotos intérpretes sino de actores de la talla de Donald Sutherland, Stanley Tucci, Jennifer Lawrence, Wes Bentley y hasta Lenny Kravitz (en un papel que él mismo confesó inspirarse en la figura de Tom Ford).
Lo siguiente ya es parte del juego, que no develaremos en esta reseña, pero les aseguramos que un mundo con lenguaje propio, códigos y aventuras, se abre paso entre nosotros.
Un mundo que los espera y sólo podemos desearles que la suerte siempre, siempre esté de vuestra parte.