Pan y circo
Los Juegos del Hambre tiene todo lo necesario para ser un éxito.
Es un film que contiene amor y violencia. Una competencia y un underdog en un mundo injusto. Esta basada en una novela que ya es un éxito. Se maneja en el generó de ciencia ficción lo que le permite una base acérrima de fanáticos. Sí sumamos a eso que sus protagonistas son adolescentes, representantes del público perfecto para un productor, esta distopía es difícil que falle.
Pero tiene cosas a su favor. Woody Harrelson (como tomarlo en serio con esa peluca) aliviana el relato quitándole un poco de esa solemnidad tan impostada. También sus protagonistas son solventes a pesar de cierta rigidez facial de Jennifer Lawrence. El gran Donald Sutherland como el presidente es sólido en su rol de abuelo y opresor consumado, es todo un déspota patriarcal.
Otro tema es la presentación del sus personajes, se toma su tiempo y eso ayuda a meterse en el relato.
Lo que si molesta un tanto es el abuso de la cámara en movimiento, el director parece ansioso de lograr un vértigo agobiante que solo en muy pocos momentos alcanza. Por otra parte esta todo tan calculado que pierde atrevimiento, es violenta pero no tanto, hay amor pero no sobra la química, esboza un mundo cruel pero es caricaturesco. Un grato producto pero que no logra escapar a su envase, se desperdician potenciales circunstancias y tanta crudeza lavada le resta fortaleza. Y si bien la construcción de los personajes principales es paulatina, es poco el espacio para los demás, ahí flaquea, es magra la creación de enemigos, los demoniza para luego no darles entidad alguna.
Surge también la comparación con otro film: Battle Royale. El film de culto japonés de Fukasaku tiene como en el caso de Los Juegos del Hambre adolescentes obligados a matarse mutuamente. Pero no tiene tantos puntos en común como uno habría pensado. La gran diferencia es que en aquella japonesa al ubicarse en un aquí y ahora mostraba una faceta anárquica que no se da en el film americano, y por encima de todo la violencia en Battle Royale esta a años luz por la carga emotiva de las muertes, algo que en Los Juegos del Hambre poco y nada, quizás se da solo en un momento (que no voy a adelantar).
En Los Juegos del Hambre esta además muy patente la crítica hacia el gran show televisivo, y de los realitys principalmente. La selección y posterior enfrentamiento es presentado como un espectáculo, con patrocinadores y consumido por la oligarquía decadente y por el mismo pueblo que quiere ver triunfar a los representantes de sus sectores. Todo es un gran espectáculo, acaso como la enorme campaña de venta de la película. Este mundo futurista donde unos privilegiados que viven explotando a los "periféricos" poseedores de recursos naturales no es algo novedoso o revolucionario, como tampoco lo es la idea romana de la "arena de batalla". Pero no por eso el film no deja de ser un buen entretenimiento, y como un máximo acierto, deja ganas de más.